La isla de los castrados II
Fecha: 03/05/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: ana, Fuente: TodoRelatos
... mantenerse frente a ella pero era imposible y constantemente la tenía detrás de él. Cuando esto pasaba se cubría los huevos con ambas manos para protegerlos de una nueva patada por detrás. Se mareaba solo con pensar lo que eso supondría.
Pero esta vez Melany lo atacó de frente, con un puñetazo directo al rostro. El tipo pudo defenderse con su mano libre, pero no pudo con un segundo puño directo al hígado. Retrocedió, siempre manteniendo una mano en sus hinchadas pelotas.
La chica volvió a atacarlo pero esta vez, en vez de defenderse, el hombre asumió el golpe y usó el brazo para darle un puñetazo en la cara, tan fuerte que la tumbó de espaldas.
Sin perder tiempo se sentó sobre el vientre de la chica y la cogió por el cuello con la misma mano con la que la había golpeado. Instintivamente, Melany llevó sus manos hacia su propio vientre, donde esperaba que estuvieran apoyados los blandos cojones del macho, pero la chica se encontró con una mano protectora.
- Esta vez no, puta. – dijo el tipo apretando el fino cuello de su oponente.
Con dos manos ya habría terminado con ella, pero no se atrevía a exponer sus genitales, pues podría ser su perdición. Además con una sola mano estaba consiguiendo apagar poco a poco a la maldita zorra.
Pero Melany no se rendia tan facilmente y clavó sus dos pulgares entre los nudillos de la mano que protegia la entrepierna del hombre, que gritó de dolor. Al principio aguantó, pero pronto el dolor superó su bajo umbral masculino y ...
... tuvo que apartar la mano. Cuando fue consciente de su error, sus testiculos ya estaban en manos de Melany. Concretamente uno en cada mano.
A pesar de estar casi asfixiada, la chica pudo sonreírle a la vez que apretaba los colgantes órganos. El hombre reaccionó cogiéndola del cuello con ambas manos para terminar de asfixiarla de una vez, pero pronto se dio cuenta de que tenia las de perder. La sonrisa de Melany no desaparecía y el dolor testicular estaba alcanzando cotas insospechadas.
Tuvo suerte de que Melany apenas tuviera fuerzas debido a la falta e aire. De haber estado al cien por cien, habría destruido los huevos prácticamente al instante. El macho aceptó que cada segundo que pasaba jugaba en su contra y dejó de estrangularla para golpearle la cara hasta que Melany se vio obligada a soltarlo.
En cuanto fue libre se tiró a un lado y se cubrió los huevos, tanto para protegerlos como por el inmenso dolor. Melany, por su parte, apenas podía respirar y sangraba por la nariz y por el labio. La pelea se detuvo un par de minutos, pues ambos necesitaban esa tregua.
Pasada la tregua volvieron a la carga, bastante mermados pero también más enfurecidos. Esta vez el varón no protegió sus testiculos con una mano por precaucion, sino que lo hizo obligado para mantener a raya el inmenso dolor.
Esta vez Melany fue más precavida al atacar y estuvo atenta a los contraataques de su duro oponente. Sin embargo, en uno de sus puñetazos el tipo consiguió agarrarle el puño y le ...