Los problemas de Ana (VI) Buscando una salida - Relatos Eróticos

Los problemas de Ana (VI) Buscando una salida

Cuando llegué a casa me tendí directamente en la cama. No veía ninguna salida a mi situación actual. Aunque cada vez era capaz de aguantar mejor las humillaciones de las que era objeto, mi vida en ese momento no valía nada. No podía hacer absolutamente nada ya que sabía que estaba plenamente bajo su control. Así que tomé la decisión de contarle mi problema a Valeria, una amiga de la universidad, a ver si entre las dos encontrábamos alguna salida a mi situación ya que yo ya no me veía capaz de pensar con la claridad necesaria. Conocía a Valeria desde primer curso de derecho. Después, aunque yo dejé la carrera nos seguimos viendo con relativa asiduidad y siempre se había mostrado muy atenta y se había portado muy bien conmigo.

Con ese hilo de esperanza me dormí así, sin ni siquiera desvestirme.

A la mañana siguiente me despertó otra vez una nueva vibración intensa en mi vagina. Con dificultad y entre gemidos logré levantarme para encaminarme a la ducha. A pesar de todo lo que me habían hecho el día anterior mi excitación estaba desbordada y el agua fría ya no ofrecía prácticamente ningún alivio.

Intenté pasar el resto del domingo como pude, intentando entretenerme en quehaceres domésticos para intentar olvidar la necesidad que sentía. Por la noche, después de otra tanda de vibración especialmente larga, intenté relajarme como pude y llamé a mi amiga. Estuvimos hablando durante un buen rato y quedamos que vendría a tomar café el próximo martes por la tarde.

El ...

... lunes y el martes por la mañana pasaron penosamente para mi pues el diabólico artilugio seguía manteniéndome en un estado de excitación permanente martirizando mi pobre sexo varias veces al día. Pero ahora tenía un hilo de esperanza en Valeria. Quizá no encontraríamos una solución pero el solo hecho de explicar mi situación a alguien de mi confianza creía fervientemente que me ayudaría.

Llegó la hora. Yo estaba esperanzada pero tremendamente nerviosa ya que tendría que explicar una situación muy embarazosa. Esperaba que Valeria, que siempre había mostrado que me apreciaba mucho, me ayudaría a encontrar una salida.

Sonó el timbre y fui a abrir la puerta.

- ¡Hola Valeria!

- Hola Ana, qué guapa estás – y nos fundimos en un abrazo

- Tú también lo estás Vale, me tiene que decir donde te has comprado este modelito. Ahora siéntate en el sofá mientras traigo el café.

Tomamos el café con pastas que había preparado hablando de cosas banales hasta que Valeria me dijo.

- Ana, me alegro de que me hayas llamado y me lo estoy pasando muy bien hablando de nuestras cositas pero creo que quieres contarme algo importante.

- Pues en verdad, si Vale, tengo algo muy importante que contarte – dije bastante nerviosa

Así que le fui explicando sin entrar en detalles íntimos lo que me había pasado y todo lo que estaba sufriendo estas últimas semanas. Valeria al principio mostraba incredulidad pero cada vez parecía mostrar más atención por mi relato e intentaba que le fuera ...