Los problemas de Ana (VI) Buscando una salida - Relatos Eróticos

Los problemas de Ana (VI) Buscando una salida

... zona baja. Perdí totalmente la fuerza y mientras inconscientemente intentaba proteger tardíamente mi sexo con las manos caía hacia adelante. Suerte que el jefe me aguantó con las manos para evitar que me fuera al suelo. Hecha un ovillo sobre la mesa vi en su mano derecha una goma elástica que seguramente había hecho impactar contra la zona más sensible de mi cuerpo.

- Esto es lo que te mereces Anita por correrte otra vez sin mi permiso. Creo que tu grado de indisciplina ya ha llegado a límites imperdonables

Yo seguía aturdida por el dolor por lo que me costó contestar. Con un hilo de voz conseguí articular:

- Lo siento amo

- Veo que no hay nada que hacer contigo Anita. Tu lo has querido así hoy mismo comenzaremos a enviar el material

Aun tremendamente dolorida, pude incorporarme y con la voz entrecortada le dije:

- Le repito que lo siento señor. Antes de tomar ninguna decisión sobre mi le ruego que miro el contenido de el sobre que le he dado a Marlene para usted.

- ¿Y que hay allí? – me preguntó con curiosidad

- Pues…., exactamente no lo sé pero seguro que es muy importante para usted,…. y para mi.

Marlene, que había estado allí todo el rato se acercó y le entregó el sobre.

El jefe empezó a abrirlo pero se dirigió a mi.

- Anita, siéntate en esa silla, como sabes hacer

Yo bajé de la mesa y me senté en la silla cercana. Adopté la posición que tanto le gustaba, con el trasero totalmente en el borde y las piernas colgando sobre los ...

... reposabrazos para mostrarle impúdicamente mis encantos.

Mientras, el director había empezado a mirar el contenido del sobre y cada vez parecía más sorprendido. A cada rato le mostraba uno de los papeles a Marlene y se hablaban al oído.

Después de un largo rato parece que ya habían terminado de leer todo aquello y parecía que estaban deliberando entre ellos.

- Vale Marlene pues haz la llamada

Yo seguía allí, espatarrada y completamente estupefacta. No sabía lo que pasaba pero era evidente que algo había captado su atención pues se les veía interesados.

Marlene llamó a alguien con su móvil

No pude seguir casi nada de la conversación pero me pareció entender que estaba hablando con una abogada y que parece que vendría allí. ¿Una abogada? ¿Sería Valeria?

Marlene ya había colgado el teléfono pero no me atreví a preguntar

- Ahora viene – le dijo al jefe

Y dirigiéndose a mi, con cara divertida añadió:

- Y tu aquí, quietecita y bien abierta preparada para lo que queramos.

Fue una espera de lo más angustiosa. Quizá pasó un cuarto de hora, o veinte minutos no más cuando se oyó el timbre de la puerta de la oficina.

Marlene salió a paso rápido y al cabo de un rato volvió acompañada de una mujer esbelta, de pelo moreno y tremendamente guapa. ¡Era Valeria!

- Buenos días señorita, siéntese aquí y analicemos su propuesta – dijo el jefe al verla.

Valeria miró hacia mi distraídamente y me guiñó un ojo, antes de sentarse en la silla que le indicaba el director con ...