Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón - Relatos Eróticos

Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón

... terciopelo en tono gris cálido y la mesa baja de cristal daban al espacio un aire sofisticado. La luz que se colaba por las grandes cristaleras, aún era de día, resaltaba mis curvas.

Procuré andar con cuidado para que mis pasos no sonaran en el suelo de madera mientras avanzaba hacia el salón. La atmósfera, aunque impregnada de sofisticación, también llevaba consigo la tensión de la situación alterada por la descripción de mis masajes por parte de Ramón.

Bajé con los cascos puesto y la música muy alta. Al entrar en el salón y sorprenderlos con mi indumentaria exclamé:

“¡Oh dios mío¡ ¡Perdón¡ No os había oído llegar”. La música salía de los altavoces de mis cascos con tal fuerza que podían oírla claramente. Tenía aun puestos los cascos.

“¡Perdón! Voy a vestirme”.

Mi marido dejó de hablar con Julián.

“No cariño” me dijo “No es necesario, amor. Ese conjunto te sienta de maravilla.

"Pe..pe...pero cariño", valvuceé. "Estoy medio desnuda"

“Lo que estás es bellísima, Sofía”. Intervino Julián. “Estoy totalmente de acuerdo con tu marido. Es imposible que ningún vestido supere tu elegancia con ese conjunto y esos tacones”

Los ojos de Ramón se encontraron con los míos. Su mirada, cargada de complicidad y un toque de picardía, reflejaba una comprensión implícita de la situación. Julián, por su parte, mostraba un gesto más serio, como si la realidad del juego que se estaba proponiendo se hubiera presentadao de manera inesperada y le superase en cierta ...

... forma.

La mirada de Julián, intensa y penetrante, se posó en mí con una energía que no me pasó desapercibida. Sus ojos, evidenciaban una admiración palpable, una excitación creciente. Me recorrían en cada curva. Aunque su gesto era serio, era evidente la fascinación que le provocaba mi lencería casi transparente, el triángulo de mis bragas, abultado por un pubis generoso que dejaba intuir la rajita y el clítoris, mis senos a punto de salirse del bra…

Entre la confabulación compartida y la tensión que flotaba en el aire, las emociones de Julián parecían dividirse. Aunque respetaba mi posición como la esposa de su empleado, no podía negar las ganas de follarme que mi presencia despertaba en él, testigo de ello era la rigidez al alza de su verga bajo el pantalón. La inmediatez del juego insinuado, que al principio había asumido con gravedad, ahora se manifestaba de manera más compleja en su gesto y expresión. Sobre todo en su mirada lasciva cargadísima de intención.

https://drive.google.com/file/d/1OFlUnzd5zxCV2D-vkjPMXxRDctH-ldu9/view?usp=drive_link

Aquellos destellos de intenso deseo en los ojos de Julián se entrelazaban con la consciencia de la situación profesional y personal, de su condición de jefe de mi marido y por extensión de sentirse en parte jefe mío.

Las confesiones sobre nuestra vida íntima por parte de Ramón, sus sentimientos, aunque controlados, asomaban en su mirada y la postura de su pene, recto y duro bajo el pantalón. Se notaba que se sentía amo de la ...