Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón - Relatos Eróticos

Memorias de Sandra. Primeros cuernos para Ramón

... Julián, complacido por verme follada tan de cerca, por contemplar mis gestos de placer, mis gemidos, mis grititos con su polla en mi boca.

"Sofía, ¿cómo te sientes ahora?", preguntó Julián acelerando las acometidas sonoras de sus caderas contra mis nalgas, su mirada a los ojos de mi marido estaba cargada de un conocimiento cómplice del disfrute determinante de su autoridad.

"Es maravilloso, Julián", respondí con una sonrisa a mi marido, restregando la polla con un salivazo contra mis labios. "Saber que somos tuyos que estamos listos para seguir tus instrucciones y hacer de nuestra vida un escenario donde tus deseos y tus órdenes se vuelvan realidad".

Los movimientos de mi cuerpo por las envestidas provocaban que la verga de mi esposo entrara y saliera de mi boca sin necesidad de hacer nada más. Los obscenos diálogos se volvían más sugestivos y picarones. "Ramón, ¿cómo te sientes al tener un hombre en vuestro matrimonio en lugar del maricón de mierda que eres tú?", preguntó Julián, creando una atmósfera cargada sometimiento. "Es un honor, señor Julián. Estoy ansioso por verle follar a mi esposa el ano, la boca y por ver cómo le obedece en todo". Respondió mi esposo, con una mirada cómplice hacia mí.

El placer que experimentaba al ver a Ramón sumergirse en este juego de obediencia era palpable, le comía la polla como no lo había hecho en mi vida, ni de novios, ni durante nuestro matrimonio. La sumisión se tejía en cada frase, creando un escenario donde la ...

... autoridad de Julián se convertía en el elemento central del placer, de sus palabras brotaba el manantial de la increíble excitación que preñaba la penetración de mi coño por él y de la boca por Ramón.

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En el silencioso salón, las miradas entre Ramón y yo eran elocuentes, con la verga de su jefe dándome y dándome. Julián, ahora el constructor de nuestra relación, rompió el silencio con una pregunta desafiante: "Sofía, mientras te follo delante del cornudo, deja de mamar su verga un rato y explícale a tu maridito. ¿Hasta dónde serás capaz de llevar la obediencia a tu señor?"

La atmósfera estaba cargada de morbo. Miré a Ramón, cuyos ojos revelaban una mezcla de curiosidad y vacilación. "Julián, estoy dispuesta a llevar mi obediencia tan lejos como tú lo desees, pero no dejes de follarme, sigue por favor", respondí con una sonrisa a mi esposo, sintiendo el palpitar de la complicidad en el aire.

Decidí poner a prueba la reacción de Ramón y, al mismo tiempo, explorar los límites de mi sumisión. "Imagina, Julián, que me pides que te prepare la cena en pelotas, en tu casa con dos invitados desconocidos, mientras mi esposo observa atado a una silla. ¿Qué dirías, cornudo?", deslicé la pregunta, observando cómo su gesto reflejaba una mezcla de sorpresa y excitación.

"Sería un honor prestar mi esposa a mi señor... ", respondió Ramón, su tono humilde revelaba una disposición servil a los nuevos ...