Un aprobado a cambio de mi virginidad - Relatos Eróticos

Un aprobado a cambio de mi virginidad

... llevaba directamente al colegio, ya que encima estaba en la otra punta de la ciudad. Ese rato del trayecto de ida, porque a la vuelta cogíamos el transporte público cada uno por nuestra cuenta, era el único que Esperanza y yo pasábamos juntas, así que aprovechaba para meterme con ella por ir de buenecita. Eso desesperaba a nuestro padre.

– Teresa, haz el favor de dejar a Esperanza en paz.

– Es que me está provocando.

– Pero si la pobre no ha abierto la boca en todo el camino.

– Ya, pero su presencia me incomoda.

– Pues lo tienes tan fácil como irte cada mañana en autobús.

– Ni hablar, no soporto ir rodeada de tanta chusma.

– Entonces cierra la boca y deja a tu hermana tranquila.

– A mí se me ocurre otra opción.

– Vale, sorpréndeme.

– Puedo sacarme el carnet de conducir.

– Claro, suspendes hasta religión y pretendes aprobar eso.

– Por supuesto, porque conducir sí que me interesa.

– Muy bien, ya me dirás cómo consigues pagarlo.

– Me lo tienes que pagar tú, evidentemente.

– Hay mil formas mejores de tirar el poco dinero que me queda después de pagar tus estudios.

– No seas egoísta.

– ¿Yo? Egoísta tú, que te pasas por el forro todo lo que tu madre y yo hacemos por ti.

– Déjame demostrarte que esto sí que me lo voy a tomar en serio.

– Tienes una oportunidad, si no apruebas el teórico a la primera se acabó.

Hasta yo sabía que no me merecía esa oportunidad, pero era muy sencillo convencer a mi padre. En realidad, hasta ese ...

... momento ni siquiera me había planteado la opción de sacarme el carnet, aunque desde el momento en que me visualicé conduciendo y teniendo libertad para ir a donde me diga la gana, ya no tuve otra cosa en mente. Esa mañana, en vez de estar atenta en clase, la pasé entera fantaseando con tener coche.

Aunque había algo en todo eso que me motivaba aún más que la idea de conducir. Me moría de ganas por aprobar, en primer lugar el examen teórico, y demostrarles que era capaz de hacer todo lo que me propusiera, que si suspendía en el colegio era solo porque no me interesaba lo más mínimo. Sabía que mis padres no me creían capaz, pero es que Esperanza incluso se rio a carcajadas cuando dije que lo iba a conseguir.

Dediqué toda una semana a buscar la mejor autoescuela posible. Me daba igual lo que le costara a mi padre, solo quería saber cuál tenía mejor índice de aprobados. En ese primer repaso por internet me di cuenta de que lo iba a tener muy complicado, pero no me rendí, seguí buscando hasta que encontré la idónea. Era una que estaba cerca de casa y los comentarios en la red me parecieron bastante positivos.

Cuando le dije a mi padre que ya la tenía no me puso ninguna pega, parecía que verme fracasar compensaba el dinero que le iba a costar. Mi madre intentó con buenas palabras que desistiera, porque, según ella, era mejor que me concentrara únicamente en los estudios, aunque yo sabía que lo decía porque no creía que fuese a aprobar. A pesar de su fama de santa, la más ...