The boy next door 3
Fecha: 10/05/2025,
Categorías:
Gays
Autor: mzekzz, Fuente: TodoRelatos
... la luz del coche de Guille a lo lejos y rezo porque el viaje sea lo menos incómodo posible.
La casa de los padres de Guille está bastante cerca de nuestro piso, de hecho se puede ir andando, pero esta a unos quince minutos en coche de mi trabajo, y quince minutos se pueden hacer muy largos si los pasas en completo silencio con una persona a la que has pillado con un juguete sexual metido hasta el intestino.
Guille me recibe con una mueca que pretendía ser una sonrisa y arranca el coche antes de que tenga tiempo de abrocharme el cinturón. Lleva una camisa negra que le queda bastante bien y se ha puesto un collar de cuencas de esos que llevan los niños pijos para parecer un surfero Malibú o algo así, aunque he de admitir que a él le queda tremendamente sexy.
—¿Qué tal el trabajo? —Me dice en un tono muy serio, como si se estuviera obligando a él mismo a hablarme.
—Bien, bastante bien. Ya sabes, mucho papeleo, estoy un poco cansado, pero en general bien. —Se forma un silencio y solo se escucha el ruido del motor del coche, que me pone más nervioso que otra cosa.
—Oye, Diego, mira... Lo de la otra noche...
—No, no importa, eres libre de hacer lo que quieras. Siento haber abierto la puerta tan de golpe, culpa mía.
—No, pero... Tú no lo entiendes, yo no... —Aprieta la mandíbula y cierra los ojos durante un par de segundos intentando buscar las palabras adecuadas. Y yo doy gracias porque vayamos por una carretera recta y sin coches, porque, sino ya nos ...
... habríamos estrellado.— Da igual, tú no viste nada, ¿vale? Ah, por cierto, hoy me quedo a dormir en casa de mis padres, llévate mi coche si quieres para volver y yo mañana volveré andando a casa.
Asiento y nos quedamos en completo silencio hasta llegar a la casa de sus padres. Supongo que nos vendrá bien a los dos un poco de espacio después de todo lo que ha pasado.
Esa cena se puede resumir en una serie de conversaciones sobre los temas más banales y silencios incómodos cuando María, que parece algo chismosa, me pregunta si su hijo y yo nos hemos hecho amigos. Yo obviamente le respondo que si y le hablo sobre lo divertido que es vivir con Guille y los grandes momentos que pasamos juntos. Él sigue mirando el plato en silencio, como ha hecho toda la cena.
Un par de charlas más tarde sobre el tiempo o sobre la próxima reforma que piensan hacer anuncio que me tengo que volver a casa y que se me ha hecho muy tarde. Me despido de todos con un apretón de manos y veo que Guille se me acerca a darme un abrazo de despedida. Huele a colonia cara y a tabaco y no puedo evitar preguntarme a qué olerá su polla ahora mismo. Me separo de él y por su cara juraría que está igual de confuso que yo.
—No sé porque lo he hecho. Nos vemos mañana en casa, ¿vale? Y hablamos. —Me dice, algo más tranquilo de lo que ha estado toda la noche. Y yo también me quedo más tranquilo de pensar que aún hay esperanza de que nos llevemos bien.
Se me hace un poco raro volver a una casa vacía tan tarde. Me he ...