The boy next door 3 - Relatos Eróticos

The boy next door 3

... sonrisa en la cara, como si se alegrara muchísimo de que todo el mundo le viera siendo así de obsceno. Navego durante un rato entre todas esas fotos, y sin duda mi favorita y la que me guardo en mi ordenador es una en la que sale sentado en una cama con las piernas muy abiertas y con la punta de su propia polla en la boca. Al parecer Guille tiene otro secreto más, y es que es muy flexible.

Casi por arte de magia, justo cuando las termino de ver todas me aparece una notificación diciéndome que "Fernando" está en directo. Así que para eso se ha llevado el portátil, supongo que uno nunca deja de trabajar.

Entro al directo casi por instinto y ahí me lo encuentro, a Guille, en la habitación de casa de sus padres, mostrando si cara sin ninguna vergüenza. Lleva un tanga rojo, que seguramente habrá llevado durante toda la cena, y juega con sus pezones mientras el número de espectadores va subiendo sin parar. A los pocos minutos le están viendo casi dos mil personas y algunos le empiezan a mandar propinas, y cada vez que lo hacen le envían una descarga al juguete que descubro que Guille tiene metido en el culo. Al principio solo se muerde los labios y cierra los ojos, intentando reprimir un gemido que probablemente sus padres oirían, hasta que un chico le manda varias bastante grandes y muy seguidas. Guille empieza a convulsionar y a soltar gemidos roncos mientras se quita desesperado y como puede el tanga rojo, como si no pudiera aguantar más llevándolo. Su polla sale ...

... disparada y rebota contra su abdomen, manchándolo un poco de preseminal. No hace falta aclararlo, pero yo hace un buen rato que me he desnudado del todo y me pajeo casi sin control. Guille, para evitar gemir se mete el tanga en la boca y aguanta estoico las descargas hasta que parecen detenerse. Se queda sentado en la cama, apoyado en el cabecero, aún con el tanga en la boca, un poco pálido y sudando, con su polla dura palpitando, como si pidiera a gritos correrse, pero no lo hará. Hay que mandarle dinero para que se corra, y si hace esto habitualmente estoy seguro de que no se correrá si no es estrictamente necesario, para ahorrar fuerzas supongo, o sea, que si nadie se lo manda, Guille se irá a dormir esta noche con la polla así de dura sin haberse corrido. De alguna forma, imaginármelo torturándose a sí mismo de esa forma por su trabajo de prostituto me excita muchísimo. Entonces, mientras miro fijamente su cara de sufrimiento, se me ocurre una idea. Pago un dinero que seguramente no me pueda permitir en solicitar una sesión privada y unos minutos después tengo a mi compañero de piso alquilado para mi solito durante media hora, y lo mejor es que él a mí no me puede ver.

Guille me recibe con el tanga otra vez puesto, supongo que es el protocolo empezar siempre así, pero ahora, a diferencia de cuando ha empezado la emisión hace un rato, el chico está completamente empapado, el pelo se le pega a la frente y le caen gotas de sudor que le recorren todo el cuerpo, y su tanga, antes ...