Un combate y una fiesta (II)
Fecha: 15/05/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Aquemenida, Fuente: TodoRelatos
Capítulo 5
Sonó la campana del segundo asalto. El campeón Marcus salió más prevenido. En la esquina le habían conminado a no ser tan impulsivo, a hacer lo que no había hecho en el primer asalto: estudiar a su rival y buscar el instante preciso para su ataque.
El campeón sabía que la paciencia era importante en la lucha y actuó sin precipitación. Buscaba la distancia oportuna para sus puños, el alcance donde podía ser demoledor. Pero la chica era muy veloz y o se le metía dentro de la guardia, con lo cual dificultaba el golpeo, o se alejaba quedando fuera de su radio de acción. Se notaba que había trabajado mucho esta táctica.
Y sus patadas eran fulgurantes, difíciles de defender, y en cuanto podía castigaba el muslo izquierdo de Marcus. Marcus notaba ya el dolor y la inflamación de su muslo.
El campeón consiguió al fin contactar un puñetazo que se encontró con el guante de Susy en posición defensiva pero aún así le debía haber hecho daño. Percibió que ésta iba a enviar una nueva patada con su pierna derecha. Retiró instintivamente su muslo y bajó la cabeza por si la patada venía hacía el exterior de su cabeza.
Pero en ese momento la pierna derecha de la chica se detuvo y su pierna izquierda se disparó fulgurante en una contundente patada frontal. Marcus apenas tuvo tiempo de percibir cómo la patada entraba entre su guardia y explotaba en su nariz.
Su cabeza se inclinó violentamente hacia atrás por el impacto, perdió un momento el contacto con la realidad y ...
... lo único que le llegaba eran gritos y chillidos femeninos, que suponía de la hinchada rival, y la sensación de la sangre que se deslizaba por sus labios y su menton.
Con el instinto de supervivencia propio de un luchador se puso en guardia de protección, pero eso no evitó una nueva patada en sus costillas.
En cuanto recuperó su estabilidad, enrabietado, se precipitó hacia Susy con toda su artillería, con sus enormes brazos buscando el cuerpo de la rival. Susy inició entonces una danza por todo el cuadrilatero evitando al campeón y escapando de sus embestidas.
Marcus, tras esos momentos de furia desatada pero infructuosa, se dio cuenta de que estaba cometiendo un terrible error desgastándose en aquella persecución.
Trató de dominar el centro del ring pero otras dos nuevas patadas le alcanzaron el torso y el maldito muslo.
Sonó la campana. La noticia ya no era que la chica hubiera resistido dos asaltos, sino si el campeón soportaría otro asalto más el castigo de la feroz muchacha.
Las tornas habían cambiado. Ahora eran las chicas del colegio Sta Gracia las que coreaban y mostraban su euforia. Un silencio incrédulo se había apoderado de los chicos de Sto Tomás, que asistían estupefactos a lo que ocurría. Su coloso Marcus, ya no es que no encontrara la forma de tumbar a aquella chica, es que parecía no poder hacer frente a la avalancha que se le estaba viniendo encima.
Las muchachas le gritaban a Susy “¡Machácalo!” “¡Acaba con él a patadas!”. De repente, lo ...