1. Un combate y una fiesta (II)


    Fecha: 15/05/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Aquemenida, Fuente: TodoRelatos

    ... imposible se les antojaba real: Susy podía ganar aquel combate.
    
    De grada a grada, las chicas de Sta Gracia provocaban a los chicos de Sto Tomás: “¡Ponerle un pañal a vuestro campeón, que se está haciendo caquitas!” las risas y el chocar de manos eran generalizadas entre las muchachas.
    
    Al final de aquel segundo asalto, en el rincón del campeón el preparador Pauler se puso en cuclillas y, con un tono que pretendía aparentar tranquilidad, trató de enderezar la situación: “Respira, respira… ten paciencia y busca el golpe definitivo, ¡nada de prisas! si le llegas bien una vez acabarás con ella.” El campeón, con la respiración acelerada, parecía haber perdido la seguridad en sí mismo. Estaban intentando detener la hemorragia en su nariz, el ojo izquierdo estaba bastante hinchado y le habían colocado hielo en el su muslo izquierdo, donde se le había formado un bulto considerable fruto del continuo castigo al que Susy lo había sometido.
    
    “Es muy rápida, no consigo alcanzarla… y pega duro, muy duro” dijo.
    
    Marcus había comprobado que aquellas piernas tan anchas y contorneadas de la chica no eran solo apariencia. Cómo pegaba. Pensó que aquella chica podría echar a pique un barco de acero a base de patadas. Y para desgracia suya, en unos segundos le estaría esperando en el ring.
    
    Capítulo 6
    
    Cuando salieron al ring para el tercer asalto, el griterío de las dos aficiones era ensordecedor. Los chicos de Sto Tomás, conscientes tras la estupefacción de que su campeón ...
    ... necesitaba todo el aliento, animaban imponiéndose a voces a las chicas de Sta Gracia.
    
    Los luchadores se tantearon unos instantes. Parecía que el cansancio también empezaba a notarse. Susy ya no se movía tanto. La pelea llegó al clímax. Marcus se lanzó sobre Susy buscando una mano pesada y contundente que acabara de una vez con aquella chica escurridiza. Susy esta vez –siguiendo las instrucciones de Karen- no rehuyó el enfrentamiento. Se enzarzaron en un intercambio brutal de puñetazos. Pero Susy se había metido en la guardia del campeón, buscando la distancia idónea para su longitud de brazos, y además contaba con dos ventajas primordiales: era absolutamente precisa en sus golpes y su rapidez de manos le permitía soltar tres puñetazos por cada uno de su rival. Esquivaba y golpeaba, bloqueaba un puño y enviaba tres, cuatro manos sin interrupción.
    
    A estas ventajas se unían los dos problemas del campeón. El primero es que la intensidad de la pelea lo había fatigado mucho, mover aquella enorme masa muscular hacía que su capacidad aeróbica se estuviera agotando. El segundo era el tremendo castigo que ya llevaba encima. Eran ya muchas las patadas que aquella chica le había propinado en los dos asaltos y medios que llevaban.
    
    El intercambio salvaje de golpes, entre un griterío ensordecedor de los espectadores, duró quince segundos. Era imposible para el campeón sostener aquella frecuencia de pegada y en un momento dio un paso hacia atrás y pegó sus brazos a su cabeza y a su torso ...
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