Un combate y una fiesta (II) - Relatos Eróticos

Un combate y una fiesta (II)

... izquierda de su torso, que Susy tanto había castigado. Debía tener un par de costillas afectadas y eso le hacía respirar con algo de dificultad.

Susy tuvo sensaciones encontradas. Por un lado sentía pena por aquel pobre desgraciado. Tenía la misma edad que ella, 18 años, y acababa de recibir la paliza de su vida. Y se la había dado ella. Pensó que quizá se había excedido, que hubiera debido controlarse.

Pero por otra parte, se sentía poderosa. Sentía un poder increíble y una especie de orgullo femenino ante el macho derrotado, caído ante ella. Estaba más segura de sí misma que nunca. Y recordaba toda la soberbia, toda la prepotencia con que la habían tratado. Sus patadas y sus puños habían puesto las cosas en su sitio.

El entrenador del Campeón se volvió hacia ella, pálido, y con una mirada de absoluto respeto le estrechó la mano. “Eres increíble. Nunca había visto nada así”.

La médico que atendía al campeón comentó: “Vamos, hay que llevarlo al hospital”. Varios miembros de su equipo trataron de incorporarlo y sacarlo del ring. Todavía parecía bastante noqueado y sin saber muy bien dónde estaba.

Karen y Susy volvieron hacia su rincón, y Karen le lanzó a Susy una mirada llena de complicidad y satisfacción: “Buen trabajo” le dijo.

Eso le borró a Susy cualquier asomo de duda y cualquier remordimiento. “No entiendo a la árbitro… quitarme el juguete cuando mejor me lo estaba pasando” contestó Susy guiñando un ojo.

“¿Crees que querrá revancha?” preguntó ...

... divertida Karen. Y las dos rieron mientras se dirigían a la muchedumbre de chicas de St Gracia que fuera del ring cantaban y coreaban entusiasmadas, divertidas, emocionadas.

Capítulo 8

Antes de la pelea se había acordado que, ante la expectación levantada, se haría una rueda de prensa al día siguiente del combate.

A la entrada de la rueda de prensa había grupos de chicas del colegio Sta Gracia, alborotadas en animadas charlas. Vieron llegar a Marcus, y fijaron en él sus ojos pero las miradas habían cambiado. Ya no había deseo ni admiración en ellas. Ahora eran burlonas, desafiantes. “Tienes mala cara “campeón” ¿tuviste un mal día?” dijo una chica bajita. Un coro de risas femeninas acompañó al comentario.

“Creo que la pobre Susy se rompió una uña peleando contra él…” comentaba de forma lastimeramente jocosa otra. La frase del entrenador sobre las uñas se había hecho famosa, y ahora daba pie a todo tipo de mofas.

Marcus bajó su castigado rostro y aceleró al paso para entrar en la sala cuanto antes.

En la mesa delante de los periodistas estaban sentadas a un lado Susy y su entrenadora Karen y al otro Marcus y su entrenador Pauler. En medio se había situado la que había sido árbitro del combate.

Susy llevaba un top ceñido que dejaba ver algunos hematomas en los brazos, y también presentaba una ligera hinchazón en la zona del cuello donde recibió un brutal puñetazo. Una pequeña herida se dibujaba en la zona derecha del labio superior.

Marcus avanzó con dificultad ...