Un combate y una fiesta (II) - Relatos Eróticos

Un combate y una fiesta (II)

... hasta su sitio. Cojeaba de la pierna izquierda, cuyo muslo presentaba una enorme inflamación, fruto de las reiteradas patadas de Susy. Su cara era un poema. Tenía el ojo izquierdo totalmente cerrado por la hinchazón, y la rotura de los huesos de la nariz le amorataba toda la parte central del rostro. El pómulo derecho estaba dañado por una herida incisa, y todo su labio superior presentaba una inflamación que dificultaba algo su hablar. La respiración entrecortada le venía de las dos costillas que tenía rotas.

La árbitro dio comienzo a la rueda de prensa.

Karen quiso hacer una aclaración antes de cualquier pregunta. Dijo que en principio había tenido dudas sobre quién iba representar al colegio Sta Gracia, si Sandra, una chica rubia de formas contundentes y ojos azules grandes y candorosos que estaba sentada en una de las sillas de los periodistas, o Susy. De Sandra decían que era una chica angelical y de maneras muy dulces, pero que cuando se subía a un ring era una fiera desatada y salvaje que atropellaba a quién se le pusiera delante. Una lesión de tobillo de Sandra había despejado las dudas de la entrenadora.

El campeón Marcus también quería decir algo antes de las preguntas.

“Quiero agradecer a mi rincón que tiraran la toalla. Si no es por eso, ella me hubiera reventado a patadas y puñetazos. Gracias entrenador por tratar de protegerme.” dijo con cierta emoción.

Le preguntaron qué recordaba de la pelea.

“De la parte final del combate no recuerdo nada. ...

... En el tercer asalto entré al ring con un miedo atroz, sabiendo que no tenía nada que hacer. Ella era demasiado veloz, demasiado buena, y en sus ojos no había asomo de piedad: sabía que me iba a destrozar, pero no podía retirarme y decepcionar al colegio.”

¿Estarías dispuesto a una revancha? preguntó la periodista de “Mujer actual”.

La boca de Marcus se curvó en una ligera mueca. “¿Has visto como me ha dejado? –su voz se quebró ligeramente - No volvería a entrar en un ring con ella por nada del mundo. He sentido lo que nunca había sentido en un combate: miedo. Sentí que ella podía hacer conmigo lo que quisiera.”

Otro periodista quiso saber qué suponía la victoria para Susy.

“Es una reivindicación de las chicas. Y de nuestras entrenadoras. Siento haber dejado así a su campeón, pero como dijo su entrenador, en el ring no se tiene consideración con el rival. Y aquí puedo sentir compasión por él, pero si me lo vuelvo a encontrar en un combate esto no será nada comparado con lo que le haré.”

Ella también sabía ser prepotente, y sus palabras sonaban como una profecía.

“Solo pedíamos respeto –continuó- Y no lo habíamos tenido. Solo burlas y humillaciones. Pero ahora todo el mundo nos mira diferente. Hace unos días los luchadores de Sto Tomás se burlaban de mí en todos los sitios. Hoy ninguno de ellos se atreve a retarme.”

Se dirigió al entrenador Pauler: “Mire… - dijo mostrando sus manos- tengo todas las uñas intactas”. El entrenador no respondió. Solo bajo la ...