1. Confesiones (4): Puta


    Fecha: 15/05/2025, Categorías: Confesiones Autor: Kurosko, Fuente: CuentoRelatos

    ... hijo. No teníamos mucho, pero lo poco que teníamos era de buena calidad, a la mala fui entendiendo que lo barato sale caro y la ropa que compraba sí era costosa, pero al menos no se desbarataba al mes de usarla. Supongo que aquello era contrastante para ese sujeto, con quien salí a comer y de vuelta en la oficina, se ofreció a llevarme a casa nuevamente.
    
    Salimos a tiempo esa vez, me regodeé al ver la cara de las viejas chismosas mientras nos dirigíamos al coche y pude ver que no dejaron de vernos cuando nos fuimos. Él se dio cuenta y platicamos al respecto, le dije que a mí no me importaba lo que otras dijeran, porque sabía que jamás en la vida iba a andar de zorra con alguien como mi jefe. Entre broma y broma, terminé admitiendo que era por el físico y no por la acción, logró hacer que le dijera que sí pensaría en tener sexo con alguien menos cateado. Eso sí, sólo si el dinero valiera la pena la vergüenza.
    
    El tercer día era el último en que él se iba a quedar, ya no nos quedaba nada de revisar en realidad, así que me dijo que podríamos darle seguimiento a alguno de mis clientes para estudiar mi forma de dirigirme a la gente y ver si podríamos replicarla en los cursos de capacitación. Eso fue lo que dijo, pero cuando todos mis clientes me dijeron que era mejor vernos otro día, él sólo dijo que saliéramos. Llegamos a un restaurante y comimos, él le había dicho a mi jefe que íbamos a hacer lo que originalmente había dicho, pero nos la pasamos horas platicando de cosas ...
    ... ajenas al trabajo, reímos y hasta me hizo brindar con él por haber terminado todos los pendientes antes de tiempo.
    
    A ver, no era tonta, pero una tiene que hacerse la despistada. Claro que veía cómo me miraba y cómo sus ojos le brillaron al decirle, entre bromas, que tendría que salir a la calle a venderme para ganar más dinero si no nos subían los sueldos. Reímos y bromeamos de la cantidad por la que estaría dispuesta a aceptar, no pensaba salirle barata a nadie y se le dibujó una sonrisa. Cuando me dijo que tenía que ir por unas cosas al hotel donde se estaba hospedando, ya me las olía.
    
    Él era más joven, pero todavía unos años mayor que yo, era apuesto, moreno, bien peinado y olía rico. Lejos de pensar en su puesto, genuinamente me agradó pasar tiempo con él, pero no estaba segura de dejar que la cosa escalara. Todavía en recepción, le dije que lo esperaba abajo y él insistió en que lo ayudara. No soltó mi mano mientras estábamos en el elevador, mi corazón estaba acelerándose, no habíamos dicho nada directamente, pero sabía lo que iba a pasar. Llegamos a su habitación, no había nada más que su maleta y su laptop. Sacó su cartera y vi como iban saliendo de ella los billetes de mil, nunca los había visto. Uno a uno, cayeron sobre la cama, era la cantidad que había dicho en el restaurante. Los tomó y los puso en mi mano, estaba temblando.
    
    —Para que no tenga que salir a la calle.
    
    Mis rodillas me traicionaron y caí al suelo. Estaba llorando, no podía creerlo, quería ...