1. Sofía


    Fecha: 16/05/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: charlines, Fuente: TodoRelatos

    ... bata y anunciarán mi calentura. Me puse mi bata blanca y salí dispuesta a empezar la jornada. Pablo me ofreció un café y se quedó embobado mirando mi cuerpo. Se sentó a mi lado y no dejó de mirar mis pechos. Su polla ya se marcaba bajo la ropa.
    
    PABLO
    
    Cuando salió Sofía, casi me caigo de culo en el recibidor. Vestida con una fina bata blanca un poco por encima de las rodillas, sus pezones se marcaban en esa tela queriendo rasgarla, para poder salir a la luz. Al acompañarla a la cocina a tomar un café, pude ver al trasluz que estaba completamente desnuda bajo la bata. Mi polla se levantó ante esa diosa que se había colado en mi piso para hacerme un hombre feliz.
    
    Tras el café Sofía se dispuso a barrer, fregar y limpiar toda la casa. La verdad es que era muy eficiente y rápida. La casa estaba bastante limpia y eso agilizaba su trabajo. Daba gusto ver como ese culo se marcaba en la bata marcando sus redondeces y ofreciéndome una excepcional vista. Hacía mucho tiempo que no mantenía una erección tan constante. Cuando llegó al salón comenzamos a conversar. Me contó que asustaba a los hombres y que solamente los intrépidos jovencitos se acercaban a ella. Yo pensé que era lógico, esa hembra era mucha hembra y había que comérsela muy despacio. Me comentó que le gustaban los hombres mayores, que le daban seguridad y le propiciaban un gran placer. Eso me dio pistas, ¿igual podría intentarlo?
    
    Sofía continuó con la limpieza, mientras yo iba a mi cuarto a tomar una pastilla. Si ...
    ... surgía bien y si no tenía garantizada una buena paja.
    
    SOFIA
    
    Esa mañana la pasé entera provocando a don Pablo, un hombre super correcto que, aunque su polla lo delataba, él se contenía con gran esfuerzo. Sabía que mi bata al trasluz era transparente y procuraba buscarlo para que admirase mi coñito, babeante, desde que entré. Tenía que provocar a ese hombre, necesitaba una buena polla dentro. Ya casi estaba terminando con los azulejos de la cocina cuando apareció de nuevo para charlar un poco. Yo busqué el trasluz de la ventana, a esa hora un rayo de luz entraba por ella y lo iluminaba todo. Mis pechos aparecieron casi desnudos ante él, mis areolas medianas y oscuras, exaltaban mis pezones, que duros como piedras posaban majestuosos aún bajo la bata. Su mirada era un poema, sus ojos incapaces de mirar para otro lado, devoraban mis pechos, ya hasta podía sentir su húmeda lengua en ellos. Le pedí ayuda para mover la palangana donde tenía el producto para la limpieza, él me la llevaba de lado a lado y yo aprovechaba para pasarle mis pechos por su brazo, su espalda, y hasta su cara si lo pillaba despistado. Su polla me decía que lo estaba haciendo bien, era el momento. Me patiné sobre las baldosas de la cocina parando de frente contra su erección. Loca de contento ante esa polla que se aventuraba poderosa, pase mis mejillas frotándome contra ella. Pablo me levantó y me preguntó si estaba bien, le dije que no, que me dolía el tobillo, igual tenía un esguince.
    
    PABLO
    
    Esa ...
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