Sofía
Fecha: 16/05/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: charlines, Fuente: TodoRelatos
... mujer me estaba volviendo loco, buscaba cualquier pretexto para hacer transparente esa fina bata. Sus pezones poderosos tiraban de la tela formando una preciosa montañita que acompañaban sus areolas igualmente excitadas. Una vez en la cocina, los continuos roces de sus pechos sobre mi cuerpo me tenían en un estado de excitación total. Necesitaba comerme ese cuerpo sin dejar ni un milímetro. Cuando ella resbaló y restregó sus mejillas contra mi polla, creí morir, casi me corro ahí mismo. La levanté del suelo y la llevé a mi cama. Ahí siempre tengo alguna crema antiinflamatoria, así que procedí a darle unos masajes en su tobillo. Al recoger su pierna para el masaje, su sexo se abrió ante mis ojos. Un sexo totalmente húmedo, brillante y fresco. Mi boca se hizo agua y mi polla dio un salto dentro del pantalón. Mis manos talentosas acariciaban ese tobillo, masajeándolo para que la pomada hiciera su efecto. Tras más de un cuarto de hora con el masaje y ante esas inmejorables vistas, fui a lavarme las manos. Al volver Sofía con una maliciosa sonrisa, permanecía sentada con la pierna en alto sobre la mesa. Me duele el muslo, me dijo. Yo me acerqué y me senté a su lado. Masajeé su muslo, esta vez sin pomada y fui muy lento ascendiendo por su pierna. Los gemidos de Sofía cada vez eran más notables y sus manos movían las mías que no paraban en su ascenso. Lentamente sus gemidos crecían a la vez que mis manos se acercaban a su sexo. Me llevó hasta su entrepierna, donde pude acariciar ...
... sus labios. Al pasar mis dedos entre sus labios mayores, pude notar la tremenda humedad que estos albergaban. Sofía cada vez se aferraba a mi brazo con más fuerza. Opte por ir tumbándola lentamente sobre la cama.
SOFÍA
Pablo me llevó a su cama y procedió a darme un masaje en mi dañado tobillo. Esas manos fuertes y gordas consiguieron excitarme. Las notaba fuertes sobre mí y el dolor desaparecía por momentos. Una vez que volvió del baño fue más osado y ascendió por mi muslo hasta llegar a mi sexo. Aquí se entretuvo en una lenta caricia entre mis labios que me volvía loca, mis gemidos cada vez eran más potentes, hasta que lentamente me tumbó sobre la cama. Desabrochó el último botón de mi bata y fue ascendiendo uno a uno hasta llegar a mi cuello, donde desató el último botón. Ahora tenía ante él mi cuerpo desnudo. Se paro a observarme acariciándome con su mirada. Tomó posición y besó mis ojos, mis labios, mi cuello y mis pechos. Yo gemía y sujetaba su cabeza con fuerza sobre mis pechos, los besó lento, los lamió y sorbio mis pezones a la vez que una suave caricia recorría todo mi sexo. El placer me subyugaba y me hacía entregarme a él. Estaba en sus manos y él lo sabía, su boca, descendió por mi cuerpo hasta llegar a mi sexo. Desde mi culo a mi clítoris, su lengua recorrió incansable el canal que le ofrecían mis labios, canal que cada vez era más extenso, pues mis labios se abrían para él, buscando el contacto de su caliente y húmeda lengua. Cuando se entretuvo con mi ...