Adahí: mi nena se ha convertido en mujer (10) - Relatos Eróticos

Adahí: mi nena se ha convertido en mujer (10)

... no pudo ocultar del todo, continuó - papá ¿Podría pasar la tarde contigo? No me quiero quedar sola en casa - preguntó, mirándome por primera vez a los ojos desde que me presenté en la cocina esa mañana, empleando un suplicante y enternecedor gesto con el que solía convencerme de cualquier cosa, una expresión que me hizo sonreír mientras la miraba y asentía con la cabeza.

- Vale, pero antes del cine iremos a comer algo, así que tendrás que…

- ¡No te preocupes, estaré lista temprano! - expresó con sobrada energía y un entusiasmo que hacía tiempo no notaba en ella - solo dime a qué hora nos vamos y yo…

- A las 3 - contesté, interrumpiendo lo que parecía que sería el inicio de una larga perorata - comemos primero en algún lugar y luego nos vamos al cine, ¿De acuerdo? - dije, sintiendo un agradable calor que me provocaba la felicidad de ver a mi hija sonreír de nuevo mientras asentía, expresando tanto entusiasmo que creo que casi la llevaba a las lágrimas - entonces es una cita. Las dejo que terminen de desayunar y, Sofía, por favor, siéntete libre de regresar a esta casa cuando quieras, es tu casa y serás bienvenida aquí cada vez que desees acompañarnos - le dije a la chica mientras me miraba, sin poder evitar los recuerdos que me provocaba verla, reviviendo lo delicioso que fue estar dentro de ella la noche anterior, lo rico que se sintió entrar en su boca y escuchar los gemidos de esa chica tan sensual, mientras avanzaba hacia el exterior de la cocina y sentía la ...

... mirada de mi hija sobre mí, antes de verla de reojo y encontrarme con la imagen de una chica paralizada por la impresión de haber escuchado que tendría una cita con su padre.

Sofía tardó un par de horas más en irse de la casa, al parecer, por lo que pude deducir, Adahí le pidió que la ayudara a arreglarse y peinarse después de darse una ducha especialmente larga, pues la mayor parte de esa mañana y del inicio de la tarde, estuvieron encerradas en el cuarto de mi hija, cuchicheando entre ellas y soltando risillas a ratos.

Me sentía nervioso, no hay forma de negarlo, sentía un poco de presión por ser el primer hombre en la vida de mi hija, por hacer que aquella experiencia valiera la pena para ella y que fuera algo digno de recordar en un futuro, un recuerdo que dibujara una sonrisa en sus labios al rememorarlo.

El tiempo pasó demasiado despacio, la mañana se consumió de una forma lenta y tortuosa hasta que, un par de horas antes de que la hora acordada llegará, decidí que era el momento para prepararme para mi cita y puse manos a la obra para darle una buena impresión a mi hija.

Con la intención de mostrarle a Adahí la mejor versión de su padre, me di una ducha a conciencia, recorté un poco el pelo que rodeaba mi sexo, me rasuré la barba y me preparé en todos los sentidos para lo que aquella tarde nos esperaba, sabiendo que la noche aguardaría un momento sumamente íntimo entre mi hija y yo.

Sofía se fue poco después de que yo saliera de la ducha, mientras me vestía ...