Rocío - Capítulo 7 - Relatos Eróticos

Rocío - Capítulo 7

... absolutamente nada. Menudo coñazo” - contestó él.

- “Vale, entonces ya sé a quién pedir que me acompañe la próxima vez” – dijo ella en ese juego secreto y morboso.

- “Ufff, ya te ha liado Alex, no sabes lo que te espera, ji,ji,ji “- rio él

Lo que menos imaginaba Guille era ese juego de palabras y que mi dedo estuviera completamente metido en el coño de su novia.

- “Me hago una idea, no hay problema Rocío, cuando quieras te acompaño... igual me termina encantando” - dije yo esta vez mirando a sus preciosos ojos.

- “Te tomo la palabra, luego no me vengas con excusas y creo que sí, te va a encantar “- apuntó Rocío sujetando mi muñeca para que siguiera metiendo y sacando mi dedo de dentro de ella.

- “Da gusto ver esa confianza que tenéis... ojalá tuviera yo ese buen rollo con mi jefe”. - comentó Guille totalmente confiado.

- “Bueno, tu chica es un encanto”. - añadí metiendo de golpe mi dedo y haciendo que ella diese un bote sobre el taburete.

Tras este inciso, Guille se agachó de espaldas a nosotros, atendiendo el horno y su novia aprovecho para bajarse del taburete y apoyando los antebrazos en la barra dobló su cuerpo para mostrarme su perfecto trasero al tiempo que se levantaba ligeramente la minifalda por detrás. Miré a la cocina y el otro seguía removiendo una salsa y yo no pude evitar observar ese culazo que tenía ante mí. Fue algo alucinante, más que nada por la situación peligrosa y morbosa en la que estábamos. Ya era consciente que mi compañera ...

... tenía un culo perfecto, pero verla así de lanzada frente a su chico era algo súper morboso.

- “Ten cuidado de que no se te queme...” - advirtió ella a su chico, haciéndome una seña para que bajara del taburete.

- “¿Estás loca?”- volví a repetir moviendo solo mis labios y ella solo se limitó a asentir riendo.

Rápidamente y con mucho cuidado de no hacer ruido, siguiendo sus indicaciones me bajé del taburete, me coloqué frente a ese culo, levantando completamente la minifalda. Sus dos agujeritos se me ofrecían tan tentadores... y con mucho sigilo bajé un poco mi bóxer y mi pantalón dejando mi polla erecta a la vista. Rocío giró su cabeza y al verme se mordió ligeramente el labio inferior a la vez que abría las piernas un poco más, mientras daba instrucciones a su novio para que no se le quemara lo que había en el horno. El gesto no me pasó inadvertido y con mucho cuidado separé los cachetes de su culo mientras acercaba mi polla a su sexo. Restregué mi miembro unas cuantas veces haciendo suspirar a Rocío, la cual intentaba no gemir, mordiéndose el dorso de la mano, pese al placer que le proporcionaba ese roce en sus partes. El auténtico horno era ese coño que rezumaba líquidos embadurnado mi glande.

Lo mejor vino a continuación, cuando Rocío sin emitir un solo ruido me miró a los ojos y de su boca salieron cuatro sílabas silenciosas

- “¡Fo, lla, mé, yaaaaaa!”

- “Pero...” - respondí de la misma forma.

Ella asintió con un mohín de enfado y es que más que una ...