Mi esposa y la Pandemia. Capítulo - Relatos Eróticos

Mi esposa y la Pandemia. Capítulo

... invadió, aceptando que vaciara toda mi leche en su interior, ya que estábamos piel con piel. Estaba en eso cuando de pronto recapacité y quise sacarla, pero ella lo impidió, por lo que derramé toda mi incontenible simiente chorro tras chorro en las profundidades de su coñito… Mientras me mantenía atrapado, ella me sonrió para agregar con una sonrisa luminosa

Relajate un poco, no te preocupes, ya que soy médico.

Extenuados por la reciente corrida, nos incorporamos quedando solo separados unos centímetros. Entonces Sofía se empinó un poco para besarme tiernamente. Finalmente cansados, nos duchamos con menos caricias y algo de más de orden, sacándonos todos los diferentes tipos de fluidos que habían quedado de nuestra libidinosa ducha.

Fuimos a su cama y comenzamos a “regalonear", era casi como un juego, en el que ella llevaba el pandero y yo la seguía. Pero el juego era bastante candente, por lo que no pasó mucho tiempo, cuando ya mi verga estaba una vez más lista para el combate.

Una “osada y feliz” Sofi me sonrió al descubrir mi erección y sin más se acomodó para alcanzarla con la boca y se la zampó, haciendo un garganta profunda, ¡creí morir!, pero juntando algo de entereza, la retiré de mi hombría y la tendí en la cama para hacer un tradicional misionero, quería ver como sus tetas rebotaban con cada estocada. ¡Ufff!, se veía bella, sensual, como la mejor de las actrices eróticas, pero por sobre todo feliz.

Le di duro por un buen rato hasta que nuevamente se ...

... corrió como burra, yo a esas alturas si bien estaba “vacío de leche”, también estaba al borde del orgasmo, ya que simplemente con sus juegos, estaba en llamas, y tratando de controlarme, la tomé de su cuerpo y sin más la puse en cuatro. Ella se dejó hacer aún cuando estaba aún con su orgasmo a flor de piel, le sonreí sin decirle nada y tomando un condón del velador, enfundé mi verga mientras le besaba el culo.

Entonces Sofi entendió rápidamente mis intenciones y no opuso resistencia, es más, tomó sus cachetes del culo y abrió las nalgas para dejar al descubierto su perfecto orto. Ante tanta facilidades escupí en esa maravilla… su arrugado agujerito era perfectamente redondo… Apunté bien y comencé a metérsela suavemente, no quería que se llevará un mal recuerdo de su primera vez por la “puerta trasera”... Ella en un principio se quejaba un poco, pero seguía tomándose los cachetes hasta que la tuve completamente ensartada.

Sofi: Eres un cuñadito perverso… ¡Mira que culear a la hermana de su esposa!

Yo: Sí, y tú serás mi cuñadita putita, que le gusta que su cuñadito la culée, jajaja.

Sofi: Se suave, que mañana tengo clases en el hospital, jajaja

Yo: Te dejaré el culo bien abierto, no sé si podrás caminar querida, pero de seguro no lo olvidarás, y cuando en el hospital te pregunten, tendrás que mentir jajaja

Sofi: Eres un malvado.

En un principio fui suave, pero al ver que la muy zorra aguantaba, comencé a darle duro por el culo, mientras ella con una mano se ...