1. Dios no va a impedir que mi cuñado me desvirgue


    Fecha: 28/05/2025, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    Cuando a una persona le niegas algo sin un motivo demasiado justificado lo único que consigues es que lo acabe deseando con más fuerza. Que nada atrae tanto como lo prohibido es algo que descubrí por mí misma y que me cambió la vida por completo. También transformó mi personalidad, convirtiéndome en alguien dispuesta a disfrutar por primera vez.
    
    Se elija única puede ser una bendición, porque acaparas la completa atención tanto de tus padres como del resto de la familia. Si juegas bien tus cartas nunca te falta un regalo o capricho por conceder. Justo por esos motivos pasé toda mi infancia satisfecha con no tener hermanos, pero conforme fui creciendo me di cuenta de que también había aspectos bastante negativos.
    
    Lo peor era que todas las preocupaciones de mis padres se volcaban en mí. Apenas me dejaban hacer cosas por miedo a que me ocurriera algo, así que, mientras todas mis amigas empezaban a salir, yo tenía que quedarme en casa o volver antes que ninguna. Tras años obteniendo siempre lo que quería, eso no lo llevé nada bien.
    
    No me quedaba más remedio que acatar sus órdenes, pero lo llevaba realmente mal, sobre todo cuando me enteraba de que mis amigas habían conocido a un grupo de chicos en la discoteca juvenil. A esa edad empezaba a despertarme curiosidad todo lo relacionado con el sexo y sentía que me estaba quedando atrás. Aunque intentaba convencer a mi madre, era como darse contra un muro.
    
    - Lo único que quiero es que me dejes llegar un par de horas más ...
    ... tarde.
    
    - Ni loca te dejo volver sola a media noche.
    
    - Pues que vaya papá a recogerme.
    
    - No seas egoísta, Águeda, sabes lo cansado que llega tu padre de trabajar.
    
    - Me parece un justo que yo sea la única a la que tratan como a una niña.
    
    - En un par de años serás mayor de edad y podrás hacer lo que quieras.
    
    - Seguro que encontráis la forma de seguir teniéndome secuestrada.
    
    Aunque a menudo me enfadara con ellos e incluso discutiera, nunca se me pasó por la cabeza la idea de desobedecerles, al menos no seriamente. Eso provocó que me convirtiera en el hazmerreír de todas mis amigas, que se burlaban de mí por ser la única que tenía que volver pronto a casa. Para una adolescente no resulta nada sencillo tener que lidiar con eso.
    
    Las burlas se producían con tanta frecuencia que, poco a poco, me fui alejando de las que eran mis amigas. A pesar de la crueldad de sus bromas, culpaba a mi madre por todo lo que me estaba pasando. De repente me vi sola, sin nadie con quien salir, teniendo que pasar las tardes y los fines de semana enteros metida en mi casa.
    
    Fue entonces cuando me di cuenta de que yo tampoco había sido ninguna santa. En clase teníamos una compañera, Patricia, de la que siempre nos burlábamos porque rechazaba voluntariamente el salir con nosotras de fiesta. Se decía que sus padres eran muy religiosos y que le impedían relacionarse con chicos por miedo a que se quedara embarazada.
    
    Puede que quisiera redimirme, o simplemente pretendía dejar de estar ...
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