1. Dios no va a impedir que mi cuñado me desvirgue


    Fecha: 28/05/2025, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... justo por ese motivo por el que empecé a ver con mejores ojos el unirme a Patricia y su grupo. Al principio solo quería fastidiar a mis padres y que vieran que tenía mi propia personalidad, pero, con el tiempo, fui creyendo cada vez más.
    
    Sin ninguna duda, Patricia fue la gran culpable de que me dejara llevar hasta convertirme en uno de ellos. Allí todos sabían cómo venderme su fe, especialmente mi amiga, que se dedicaba a hacerme ver que sus restricciones no eran tan severas como yo creía. Un factor fundamental fue que me sentí valorada, que me querían en ese sitio y me lo hacían saber.
    
    Como todavía era menor de edad aún no estaba obligada a servir a la causa, pero ya no quedaba tanto para que cumpliese los dieciocho y sabía que para entonces tenía que estar segura de que quería dar ese paso. La fe de Patricia y sus padres era inquebrantable, así que me apoyaba en ella cada vez que me surgía alguna duda.
    
    - Creo firmemente en lo que hacemos aquí, pero hay cosas que no me convencen.
    
    - ¿Como qué?
    
    - Pues eso de no poder tener novio, por ejemplo.
    
    - Sí que puedes tener pareja.
    
    - Pero siempre nos dicen que no podemos mantener relaciones.
    
    - Solo tienes que esperar hasta el matrimonio.
    
    - Hoy un día no hay ningún chico que acepte eso.
    
    - Por eso tienes que estar con uno de los nuestros.
    
    - Aquí casi no hay gente de nuestra edad.
    
    - Está Jaime, que no te quita ojo.
    
    - Ese muchacho te gusta a ti.
    
    - Ya, pero parece que mi destino no es estar con ...
    ... él.
    
    Jaime era muy similar a Patricia, un chaval que acudía a las reuniones con sus padres, siempre tan formal y educado. Al principio no entendía qué hacía un chico tan guapo en un sitio como ese, pero luego me di cuenta de que la fe no tenía nada que ver con ser más o menos atractivo. A partir de aquel momento empecé a verlo con otros ojos.
    
    Si algo tenía claro era que yo no pensaba dar el paso, que ese Jaime quería algo conmigo tendría que ser él el que se acercara. Aunque nunca me negó que le gustaba, conté con la complicidad de Patricia en todo momento. Ella fue la que le dijo que yo estaba esperando a que se acercara a mí para hablar. Resultó ser un chico muy tímido.
    
    En nuestras reuniones semanales notaba siempre cómo me miraba, a veces incluso parecía estar a punto de acercarse, pero al final siempre se echaba atrás. A Patricia y a mí nos hacía gracia, aunque, a ese ritmo, nunca iba a llegar a hablar con él. Finalmente tuve que ser yo la que rompió el hielo, por miedo a quedarme sin saber si realmente había algo en él que merecía la pena.
    
    - No seas tímido, Jaime, puedes hablar conmigo.
    
    - Lo sé, Patricia me ha dicho que eres muy simpática.
    
    - ¿Te apetece que nos veamos algún día fuera de aquí?
    
    - Sí, claro.
    
    - Podemos ir a tomar algo, si te parece bien.
    
    - Donde tú quieras, Águeda.
    
    - ¿Estás libre este sábado?
    
    - Tengo que estudiar, pero creo que puedo organizarme.
    
    - Perfecto, puedes pasar a recogerme a las seis de la tarde.
    
    Quizás fui ...
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