Papá cuidará de ti - Relatos Eróticos

Papá cuidará de ti

... pasar mal.

- Tranquilo, les estoy apretando y sacaré lo que quiera.

- Vas a hacer que sus notas se resientan.

- Tú siempre dices que sacaba sobresaliente en todo, ¿no?

- Sí, ¿y qué?

- Que no te sirvió de nada.

Pasaron seis años y la fama de Sheyla estaba por las nubes, pero seguía sin ganar una cantidad significativa de dinero. De vez en cuando ingresaba algo, aunque sobre todo le pagaban con los productos que solía promocionar. Durante todo ese tiempo yo tuve que hacer malabares para que no pasáramos hambre, y parecía que eso iba a seguir siendo así.

Nada hacía indicar que nuestra hija, aunque ya la solían reconocer por la calle, nos fuese a sacar de pobres. Nunca estuve de acuerdo con la manera que tenía Merche de gestionar todo eso, pero me callaba porque Sheyla parecía feliz con lo que hacía. Su carrera parecía haberse estancado un poco, ya no le ofrecían tantas colaboraciones, hasta que le pusieron sobre la mesa la posibilidad de escribir un libro.

Era la primera vez que le ofrecían un proyecto que a mí me parecía realmente interesante, aunque enseguida nos explicaron que Sheyla no tenía que escribir nada. Su tarea era prestar tanto su nombre como su imagen a una historia que ya estaba escrita y que iría dirigida al público infantil, que era el que más le seguía a ella.

El contrato que le ofrecieron era lo más lucrativo que había firmado hasta ese momento, aunque seguía sin ser para tirar cohetes. Lo que más me emocionaba era que el nombre ...

... de mi hija apareciera en la portada de un libro, incluso aunque no lo hubiese escrito ella. Se suponía que iba a ser una más entre tantas colaboraciones, pero acabó siendo la que nos cambió la vida.

El libro tuvo un éxito tremendo entre los niños de muchísimos países. Económicamente no nos aportó demasiado como tal, pero la fama de Sheyla se multiplicó y comenzó a ganar dinero por otros lados. Empezaba a ser una cantidad interesante, aunque quizás no lo suficiente como para aguantar lo que conllevó que su popularidad se disparara.

- Lo hemos conseguido, Hipólito.

- No te emociones, Merche, que tampoco gana tanto.

- Por fin nos podremos comprar un piso.

- ¿Qué dices? Ese dinero no es nuestro.

- ¿Cómo que no? Nosotros la estamos manteniendo, así que nos lo debe.

- Técnicamente os estoy manteniendo yo a las dos.

- Si por ti fuera Sheyla aún estaría en el instituto.

- Es que así debería ser.

- Tú siempre pensando en pequeño.

- Cuando va por la calle la para todo el mundo, no es vida para una chica tan joven.

- Pues esto solo acaba de empezar.

Sheyla, consciente de que en realidad todo empezó gracias a mí, seguía siendo muy dulce conmigo, pero su carácter estaba cambiando. Parecía que la fama no le afectaba, aunque era imposible seguir manteniéndose al margen de todo lo que generaba. Poco a poco se fue volviendo cada vez más creída y me costaba identificar en ella a la niña que crie.

De cara al público que la adoraba todo eran sonrisas y ...