Yulia II - Relatos Eróticos

Yulia II

... la disco mientras iba a atender a otro. Fui para allá y enseguida la distinguí en una barra al fondo. Al igual que en la cita, llevaba un vestido muy ceñido y escotado, pero esta vez el ambiente era el más adecuado. El blanco del vestido la hacía brillar bajo los neones del estante de botellas. También había algo diferente en ella no atendía a nadie así que me acerqué a hablarle.

- ¡Llevas un piercing en la nariz! -fue lo primero que le dije.

- Me lo hice esta semana -contestó-. ¿Te gusta? -limpiaba con un trapo la barra y no parecía haberme reconocido.

- ¿Con el dinero que te ahorraste en la cena de nuestra cita? -pregunté con toda la intención de confirmar mis dudas.

De repente se detuvo como sorprendida. Efectivamente no me había reconocido. Entrecerró los ojos mirándome allí de pie como una máquina que está calculando una operación muy complicada. El escote me dejó comprobar que sus tetazas blancas como la leche seguían igual de sugerentes cuando se estiraba hacia atrás. Y los pezones, bien marcados, me llamaban, pero ella me estaba analizando y quería parecer un buen chico y mirarla a los ojos.

- Ya te lo dije, chico mono, yo no soy para ti -sonrió e hizo un pausa-. Si has venido a por más de lo mismo olvídate -dijo tajante.

- Entonces ponme algo de beber -sonrió. Yo no pensaba irme de esa barra mientras ella estuviera allí.

En ese momento llegó una rubia, algo más bajita que ella, pero es que Yulia era bastante alta. Saltó encima de Yulia que la ...

... cogió en brazos como si celebraran algo riendo. Esa chica también estaba muy bien proporcionada por delante y por detrás. Entonces caí, parecía la amiga con la que hablaba a lo lejos al llegar a nuestra cita.

- ¡Está loca! -gritó Yulia mirándome-. Esta es mi amiga Vanesa -me dijo dejándola en el suelo.

- Un placer -rodeó Vanesa hasta donde estaba yo-. La puta loca es ella, sobretodo puta -rieron de nuevo las dos- y loca si no te invita a algo ya -hizo una pausa sin dejar de mirarme a los ojos. Sonreí amable-, y si no, avísame, te invito yo -me guiñó un ojo.

Se fue a la esquina de la barra a hablar con Yulia algo que no escuchaba. ¿Estarían hablando de mí? Esperaba que no, su cara era más seria. Me fijé en que tenía un buen culazo esa Vanesa también. Con su falda ceñida y tan cortita que no paraba de estirarla hacia abajo con las manos a cada minuto. Y el tanga rosa que llevaba se le vio cuando saltó encima de Yulia y se marcaba bajo esa faldita tan apretada.

Por un momento dejé de pensar que estaba allí por Yulia. ¿Tendría pene Vanesa también? Ya dudaba de todas, me estaba volviendo loco con eso. Y de repente se acercó a mí de nuevo.

- No te rindas -me dijo al oído-, es una puta estúpida si te deja ir, créeme, la conozco -y se alejó desapareciendo entre la gente.

- Toma -me puso una copa Yulia-, te invito a la primera y si me haces un favor te invito a una sorpresa más -su cara era la de una puta, pero una puta angelita dulce- ¿porfi?

Me pidió que hablara ...