¿Por qué a mí? Capítulo 45 - Relatos Eróticos

¿Por qué a mí? Capítulo 45

... Alejandro regresaba y al verme solo en el pasillo, me tomaba por sorpresa diciendo.

– Ahora sí joven, nos vamos a su sesión de rehabilitación.

– Me parece bien mi estimado chofer, vamos. – Le decía entusiasmado.

Después de ese momento de la despedida con Flavio, los días pasaban muy rápido, tan rápido que no me percataba que transcurrían los 10 días que les había comentado al inicio; sí 240 horas de que había salido del coma; así en ese lapso, mi relación con Alan Alejandro se hacía más amena, platicábamos de nuestras vidas y de algunas cosas que en estos dos años dormido no sabía que habían acontecido; gracias a mi esfuerzo y empeño en rehabilitación y que mis papás me brindaban el tener de nuevo mi celular en manos, me motivaba a seguir luchando; para su sorpresa ya podía caminar por los pasillos del hospital, con andadera pero ya podía hacerlo; esos 10 días se sumaban cinco más, ya podía hacer otros movimientos y poco a poco mi cuerpo se comenzaba a desentumir, ¿eso es bueno, cierto?

Era viernes por la mañana; estaba esperando a que llegaran a sacarme sangre, estaba en ayuno, moría de hambre, de pronto, ingresaba una chica agachada con cubre bocas, sin darme la mirada, traía tubos de ensayo y lo necesario para sacarme sangre en un carrito.

– Buenos días, Job Cáceres. – Decía amable revisando el expediente.

– Hola, sí, buen día, soy yo. – Respondía ansioso.

– Espera, ¿Job? – La chica se detenía viendo mi expediente y levantaba la mirada, se bajaba el ...

... cubre bocas exclamando. – ¡Job! – Ella se asombraba.

– Amm… Sí, ¿y tú? – Confundido ante su reacción dije.

– Job, soy yo, soy Sugey. – Me mostraba una linda sonrisa.

– Sugey, hola, que gusto. – Hablaba alegre de verla.

– Igualmente, que gusto. – Ella se me acercaba más.

Y bueno, después de lo sucedido con Corina y José David, el ambiente en la preparatoria fue más ameno, Sugey y Susana se volvieron amigas nuestras, a pesar de que les gustaba mucho bailar, ellas nunca se integraron a nuestro grupo de baile, ya que ambas estaban en distintas academias y recuerdo que fuimos rivales en un intercolegial de baile organizado en la feria de nuestra ciudad, aunque no ganamos, fue muy grato verlas después de dos años de haber salido del bachillerato.

– ¿Y Cómo te sientes? – Ella preocupada preguntaba, en lo que revisaba de nuevo mi expediente.

– Aun me siento desorientado, por las noches no duermo bien, tengo problemas para conciliar el sueño; el psicólogo que viene a verme dice que es normal por la situación traumática que viví, que pronto mi mente se adaptará para que este de nuevo en mi horario común de sueño, de ahí en fuera, pues bien, sigo vivo. – Respondía animado.

Debo admitir que me daba pena que leyera mi expediente y descubriera que soy portador delVIH,tal y como alguna vez Corina y José David me decían que por ser marica lo obtendría y de eso me moriría; al parecer los villanos de mi etapa de bachillerato tenían la razón en eso.

– Job leo tu caso y ...