1. El cuarto prohibido de mamá - 06


    Fecha: 25/06/2025, Categorías: Incesto Autor: Barbara Lopez Rucci, Fuente: TodoRelatos

    ... comenzó a cebar los mates.
    
    —¿Cómo te sientes?
    
    —Confundida, ¿y tú? —preguntó Beatriz, tras un largo momento de duda—. No creo que lo de ayer pueda ser grato para nadie…
    
    Era difícil saber si la pregunta era honesta. Si ella realmente creía que lo de ayer, en algún momento, en alguna versión de alguna línea temporal, pudo resultar si quiera un poco desagradable para su hijo. Había sido el momento más delicioso del que tenía recuerdo.
    
    —¿Puedo decirte la verdad?
    
    Beatriz asintió, sorbio del mate, y volvió a asentir.
    
    —Me masturbé por horas pensando en eso.
    
    Esta vez, a diferencia de cada ocasión anterior, la madre fue la que no consiguió resistir la mirada del hijo. Agachó la cabeza, ruborizada, y cebó un mate para él.
    
    —No digas eso… estuvo muy mal. No debiste ver eso. No debí exponerte a eso —la voz de Beatriz se quebró a penas, pero respiró hondo y logró contener el llanto—. Soy una asquerosa.
    
    El mate fue sorbido y devuelto con rapidez. Julián entonces se arrastró al frente sobre las nalgas, apenas unos centímetros, levantó los pies de su madre y los colocó sobre sus piernas. Ante la callada sorpresa de Beatriz, tomó el derecho, bronceado, suave y de uñas pintadas en rojo, e improvisó un masaje. La piel era bella, humectada y de color uniforme incluso en la planta. Los dedos eran pequeños, salvo por el pulgar, y entre cada uno no se veía piel muerta o algo que pudiese ser descrito como desagradable.
    
    —¿Qué es lo que te hace sentir mal? —preguntó ...
    ... Julián—. ¿Le hiciste daño a alguien? Porque te seguro que a mi no. ¿Alguien más que nosotros se enteró o enterará? Yo creo que no…
    
    En ese momento Julián sintió un atisbo de culpa. Había mentido y la verdad era que no deseaba hacerlo. No lo deseaba porque su madre confiaba en él y no lo deseaba porque esta vez, quizá, ella no sería capaz de comprender la mentira. Ellos dos no eran los únicos que sabían lo que había sucedido en el cuarto prohibido.
    
    —Hijo, lo que pasó ayer, y todo lo demás… está mal desde todos los puntos de vista posibles… dios lo condena, la sociedad lo condena, si alguien se enterara diría que somos unos enfermos… es terrible, tu no tomas dimensión de lo mal que está.
    
    —Tuviste un accidente, y te ayudé —dijo Julián—. ¿Qué te hace sentir culpable? ¿Qué te viera desnuda? ¿Acaso soy el primer hijo que ve a su madre denuda? ¿o que la ayuda con un asunto delicado?
    
    Beatriz titubeó, sorprendida por la respuesta. Algo en su rostro, le dijo a Julián que las cosas no habían sido exactamente como pensaba. Y al recordar la noche, el momento en que lamía esas esferas que habían dado placer a su madre, recordó sus uniones que tan frágiles habían parecido cuando Beatriz mostró que la anilla se había cortado. Las uniones eran firmes, difíciles de romper incluso son una pinza. Un tirón descuidado, no debía haber bastado. Y, aunque la idea de que su madre provocase el accidente apropósito resultaba difícil de creer, lo cierto era que no parecía imposible.
    
    —Me viste en ...
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