El cuarto prohibido de mamá - 06 - Relatos Eróticos

El cuarto prohibido de mamá - 06

... forma imprudente, teniendo en cuenta que vivían en un edificio.

No lo pensó para seguir la voz. Caminó con prisa e ingresó al cuarto, de nuevo solo alumbrado por el televisor. Beatriz estaba de pie, frente al espejo como aquel día en que le había mostrado el bikini. Pero mientras esa vez se había visto como una mujer sexi en una prenda que le resultaba extraña, ahora veía algo distinto. El conjunto negro parecía hecho para ella, con esos elegantes tejidos, que la hacían ver como una mujer sofisticada. Sin duda el negro era su color. Las bragas se enterraban en su trasero, pero había una ancha franja que rodeaba su cintura antes de esa desaparición. El brasier levantaba sus pechos, y dejaba ver con claridad los hermosos pezones a través de ellos.

Julián se acercó lentamente. Miraba la parte de atrás de su madre por el espejo, y el frente al caminar hacia ella, que seguía bebiendo del vaso de licor.

—¿Asi se vestían las monjas de tu escuela?

Boquiabierto, Julián negó con la cabeza. Su pene ya venía erecto, y se mantuvo en su punto más alto, casi latiendo bajo el short deportivo. No dejaba de verla, y ella no hacia nada por detenerlo. Se mantenía de pie, casi tan inmóvil como el día que las cuentas de plástico se habían atorado en lo más profundo de su ano.

Había perdido la seguridad y el control, pues la imagen de su madre lo había atontado más que cualquier bebida o golpe. Esta vez no se trataba de un supuesto accidente, la interrupción en el baño o una ...

... apuesta. Esta vez ella se había vestido así para él.

—Te ves muy sexy y hermosa —dijo Julián, pues fue lo primero que se le vino a la mente.

Beatriz sonrió.

—¿Quieres fotografiarme?

Tragó saliva. No hizo preguntas, ni dio espacio al arrepentimiento. Sacó el celular de su bolsillo y apuntó tras abrir la cámara.

El flash resplandeció, y la foto captó a Beatriz de frente, aunque el espejo brillaba mucho para que su culo fuese capturado. Sin embargo, ella por fin se movió, y se recostó en la cama, con una pierna doblada y la otra extendida, con ambas manos detrás de la cabeza. Algunos vellitos habían comenzado a salir en sus axilas y el tejido dejaba ver los muchos que se hallaban en su pubis. Sin embargo, esas piernas seguían viéndose lisas y suaves, y hasta brillaban ante la luz de la cámara.

La segunda foto fue captada, pero la tercera fue la que puso a Julián al borde del desquicio. Su madre se dio vuelta y, de rodillas, volteó el rostro hacia la cámara. Una pose parecida a la de aquella noche mágica. Las nalgas parecían más grandes con el conjunto que cubría su vagina y su ano. Sin embargo, su sonrisa lujuriosa era lo que activaba las hormonas de Julián, que apretó su pene como si tuviese que contener un pronto estallido.

Beatriz por fin se dejó caer en la cama, como si estuviese agotada y Julián comprendo que la sesión de fotos había terminado. Sin mediar palabras o hacer preguntas, se recostó a su lado y allí se mantuvo por un rato, en el que ella no dijo una ...