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Amor inesperado de una joven casada
Fecha: 27/06/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: TodoRelatos
... entre nosotras. - Alucinada… sorprendida… Y tú? – le pregunté. - Pues estoy como tú, corazón – me miró – Pero te ha gustado? - Si – le respondí nerviosa – Por eso estoy tan sorprendida. Y a ti te gustó? - Mucho, me gustó mucho – por primera vez sentí en ella su reparo – Ya te comenté que solo había tenido sexo con mi esposo y tu eres la segunda persona que he acariciado y que me ha acariciado a mi. - Gracias. - Por qué me das las gracias? - No sé… eres una mujer muy guapa y seguro que habrás tenido muchas oportunidades de estar con otras personas y es raro pero me halaga que lo hayas hecho conmigo. Carmen cogió la bandeja y como ya habíamos terminado de desayunar la puso sobre la mesilla de noche. La vi tumbarse de lado mirando hacia mi. - Ven – me dijo. Me tumbé a su lado y nos miramos. Su mano acarició mi pecho y la sensación me hizo cerrar los ojos. Como con un resorte mi pezón se puso duro. - Es extraña la sensación de acariciar el pecho de otra mujer – dijo mientras lo acariciaba con suavidad. - Si, es una sensación muy rara. - Te gusta que te lo acaricie? La miré a los ojos y asentí con la cabeza. - Tienes los pechos muy suaves y son muy sensibles. Al bajar la vista comprobé que le gustaba acariciarme el pecho porque sus pezones estaban apuntándome endurecidos, cosa que me hizo acercar mi mano. - Te gusta acariciar mis pechos? – me preguntó con voz agitada. - Si, nunca pensé que me gustaría esta sensación. No ...
... pude evitar taparle los ojos con la mano y, después de besarle los pechos, rodeé el pezón con los labios y lo chupé. Carmen suspiraba y acariciaba mi cabeza mientras yo succionaba y pasaba la lengua por él. Me excitaba hacer eso por primera vez en mi vida y sentir que le daba placer. Me dio rabia escuchar la puerta de la calle. Era Eduardo que volvía de comprar el pan y con fastidio solté su pezón y me incorporé intentando disimular. - Tranquila – me dijo – Entiendo lo que te pasa. - No me siento preparada para que tú marido pueda verme haciendo eso. Lo siento. - Es normal – me contestó – Creo que yo tampoco. Cuando Eduardo apareció en la habitación, Carmen se había puesto el camisón y estaba sentada en la cama. Se miraron y ella se levantó para abrazarlo y besarlo en los labios y se dirigió hacia la puerta. - Te traigo la ropa? – me dijo. - Si, por favor. Nos quedamos solos Eduardo y yo. Era la primera vez que nos veíamos sin Carmen delante desde la noche. - Que tal estás? – me miró a la cara aunque también hacía los pechos. - Bien – le dije – Quería agradecerte lo bien que me trataste esta noche. - Tú también fuiste muy cariñosa conmigo – acercándose se sentó en la cama y me besó – Antes quería darte este beso pero no quería hacerte sentir incómoda delante de mi mujer. - Yo pensé lo mismo – confesé. - Vendrás más noches a cenar con nosotros? - Supongo que si pero primero tendréis que invitarme y luego ya veré. Crees que tú mujer ...