1. Amor inesperado de una joven casada


    Fecha: 27/06/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: TodoRelatos

    ... querrá?
    
    - Seguro que si.
    
    - Y tú quieres? – le pregunté.
    
    Me iba a responder cuando por la puerta apareció Carmen trayendo en sus manos mi ropa. Lo primero que pensé al ver mis bragas en sus manos fue en lo mojadas que estaban cuando me las había quitado y que esperaba que se hubieran secado durante la noche.
    
    - Aquí tienes, cariño – apoyó las prendas en la cama – Los zapatos están en el salón.
    
    - Gracias – estiré los brazos para acercarlas a mi.
    
    Cómo al entrar nos había visto hablando, se quedó de pie un momento y se alejó hacia la puerta.
    
    - Os dejo que habléis, voy a darme una ducha.
    
    No se por qué lo hice, pero algo dentro de mi me hizo levantarme de la cama e ir hacia ella. Si. Estaba desnuda pero me dio igual y me miró con cara de sorpresa al verme corriendo hacia ella. Al llegar a su lado la abracé muy fuerte.
    
    - Eres tan buena conmigo – le dije mientras le daba muchos besos por la cara – Gracias…gracias.
    
    - Ay que tierna eres, cariño – me respondió agradecida abrazándome también ella – Ahora quédate con mi marido y cuando salga de la ducha, si no estás, te llamaré esta tarde cuando él se vaya al partido. Quieres?
    
    - Si, por favor – me separé de ella – Llámame por la tarde.
    
    - Vale, después hablamos.
    
    Al irse cerró la puerta. Me giré para seguir hablando con Eduardo y lo vi allí, sobre la cama, mirándome con esa cara de admiración que tanto me gustaba. Al girarme se fijó en mis pechos. Estos habían reaccionado con el abrazo que me acababa ...
    ... de dar con su mujer y Eduardo miraba fascinado mis pezones.
    
    - Anda – estiró el brazo para indicarme que me acercara – Ven.
    
    Obedeciendo sus palabras, me acerqué a su lado con paso lento y me quedé quieta frente a él. Nos miramos a los ojos y en ese momento sentí la conexión de nuestras mentes a través de la mirada. Sus envejecidas manos se posaron en mis caderas y sentí como las iba subiendo por los costados lentamente. En ningún momento apartamos las miradas durante ese viaje por mi piel cuyo destino los dos sabíamos cuál era. Podía percibir cada pliegue de su extremidad sobre mi piel joven y suave. En ese momento supe que aquellas arrugas conseguían excitarme más que cualquier otra mano que me hubiera acariciado antes, incluso las de mi marido.
    
    Cuando iban a alcanzar su destino, agarré su mano entre las mías y se la acaricié pasando la yema de mis dedos por ella. A pesar de su edad era suave y la piel era fina, casi transparente. Eduardo miró fascinado como la acerqué a mi cara y después de pasarla por ésta se la besé con dulzura. Cómo una mascota agradecida por las atenciones de su dueño, en ese momento deseaba lamerla pero la vergüenza me lo impidió. Lentamente volví a posarla en el punto donde había interrumpido su viaje. Enseguida alcanzaron su destino y gemí de alegría.
    
    Me acarició los pechos como tanto me gustaba. Ahora entendía su secreto de hacerlo tan bien, había tenido a la mejor de las maestras y Carmen me lo había demostrado en esa misma cama. Él había ...
«1234...14»