1. Amor inesperado de una joven casada


    Fecha: 27/06/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: TodoRelatos

    ... olerla. Me preguntaba si Carmen estaría sintiendo lo mismo que yo y si tendría los pechos endurecidos como los míos.
    
    Nerviosa, acerqué mi mano a su blusa y la comencé a desabrochar hasta abrirla de todo. La respiración de Carmen en mi oreja sonaba agitada y me gustaba sentirla respirar. Abrí los ojos y miré hacia sus pechos. El sujetador lila que llevaba apenas podía contenerlos y me excitó ver que uno de sus pezones asomaba por el borde de la tela como si hubiera escapado de su prisión para encontrarse conmigo. Sonreí. Pensé que quizás llevaba esperando por mi desde esa mañana pues era el mismo que había tenido entre mis labios. Acerqué mi mano y lo toqué despacio con la yema del dedo. Estaba durísimo. En mi oreja escuché su suspiro.
    
    Cómo un juego entre nosotras pude descifrar sus sensaciones. Si se lo rozaba despacio, en mi oreja suspiraba. Si lo agarraba entre mis dedos el suspiro era más intenso. Si lo apretaba despacio, el suspiro se transformaba en gemido. Pero ese juego me estaba excitando mucho y no pude seguir porque lo único que deseaba era acercar mi boca a él.
    
    Nunca imaginé que me pudiera dar placer chupar el pezón de otra mujer, pero sentirlo entre mis labios me provocaba pequeños pinchazos en el coño.
    
    - Que placer me estás dando, cariño – me dijo entre gemidos mientras acariciaba mi cabeza – Me encanta.
    
    - A mi también me da placer chuparlo – respondí excitada.
    
    Sin dejar de mamar de su pezón, vi como el otro también asomaba por la tela. Lo ...
    ... imaginé celoso de su gemelo y lo acaricié para que supiera que él también iba a sentir lo mismo.
    
    Llevaba un buen rato saboreándolos cuando Carmen me atrajo hacia ella y me besó los labios.
    
    - Cariño – su mano acarició uno de mis pechos por encima de la camiseta – Me dejas hacértelo a ti?
    
    - Me muero de ganas – la besé y me aparté de ella para quitarme la camiseta – Son tuyos.
    
    Sentada en el sofá con la espalda apoyada en el respaldo, la vi arrodillarse entre mis piernas y solo con la manera que me miró las tetas me puso cachonda. Su manera de acariciarlas hizo que mis pezones se pusieran duros y necesitaran de sus besos. Me resultaba imposible no comparar sus caricias con las de su marido y no podría elegir cuáles me gustaban más, pero cuando acercó su boca a la punta de mis pechos me volví loca. Sabía que mis mamas eran sensibles pero no hasta ese punto. Me comía las tetas con tanta ansia que provocaba en mi coño pequeños espasmos y yo la miraba asombrada sin saber que me estaba haciendo exactamente.
    
    - Carmen – le dije asombrada entre jadeos – Que me estás haciendo? No aguanto tanto placer.
    
    - Disfruta, cielo – me miró con ternura – Me encanta hacerte disfrutar.
    
    En mis pezones sentía su lengua, sus labios, sus dientes. Cada mínimo roce me llevaba al paroxismo del placer y sentía deslizarse por mis ingles un continuo fluir de líquido.
    
    Cuando apretó los pezones con los dedos y sentí sus labios chupetear la punta comencé a temblar. Me miró sonriendo y tapé sus ...
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