1. Sumisa infiel y marido cornudo


    Fecha: 06/07/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: sumisabondage, Fuente: CuentoRelatos

    ... trabajo en su despacho, contrato laboral estable de secretaria, y de sueldo me ofrecía cobrar el doble de lo que ganaba. Tareas que debía aceptar eran variadas, el papeleo típico, atender el teléfono y la agenda, limpiar la oficina, ordenar, pero siendo siempre y cada minuto eficiente, obediente y sumisa.
    
    Me preguntó si lo aceptaba, y me salió un sí de dentro, espontáneo, natural, y real.
    
    Fuimos a su despacho. Contrato laboral ya lo tenía redactado, tan sólo faltaba incluir mi nombre y mi firma, que plasmé cuando lo imprimió. Ya imprimido, me dio copia, y justo lo guardé en el bolso me dio una orden clara y escueta.
    
    “Ponte mirando contra la pared, apoya las manos en la pared, brazos en alto abiertos y las piernas muy abiertas, y no te gires” – me ordenó.
    
    Me levanté de la silla, y tardé muy pocos segundos en colocarme en ese posado típico de los cacheos y de los prisioneros.
    
    “Pero mi novio está en el vestíbulo esperándome” – comenté.
    
    “Lo sé” – dijo tranquilo – “y sé que le gusta ser cornudo, así que le diré que suba y que te vea” – y de repente sentí un escalofrío que reconozco de los preliminares en mi excitación y sumisión.
    
    Tras una pausa breve me impuso sus normas de disciplina.
    
    “No hablarás si yo no te doy permiso. No dirás nada. No quiero oírte. Estarás en silencio, callada, y cuando te pregunté me responderás sólo con un “sí señor” y nada más. ¿Lo has entendido?” – y al instante, con voz suave, le respondí “sí señor”.
    
    “No me mires en ningún ...
    ... momento. ¡Mirada agachada al suelo siempre! ¡Desde ya! ¡Mira al suelo! ¡Ya!” – y al instante obedecí.
    
    Me dijo que en ningún momento mirara recto, y tampoco mirara al Amo.
    
    “Cuando te castigue y te azote me dirás “gracias, señor”. Cuando te diga que has hecho mal las cosas dirás “perdón, señor”, y cuando te dé una orden me dirás “sí señor” y nada más. ¿Lo has entendido?” - y le respondí “sí señor”.
    
    Entonces me dijo que me quedará inmóvil. Sus manos tomaron el cosido bajo de mi camiseta, empujó hacia arriba, y me quitó la camiseta. Por ello perdí el posado un instante, pero lo recupere sin esperar orden en menos de lo que dura un abrir y cerrar de párpados. Desabrochó mi sensual sujetador de lencería morada, y seguí en el posado erótico, ahora ya con mis pechos firmes y tersos al desnudo.
    
    Empujar la minifalda fue muy sencillo pues era apenas una goma elástica, y le siguió de inmediato y sin pausa la braguita a conjunto. Tan sólo tuve que mover levemente una pierna para que fuese posible quitarme la ropa, pero de brazos seguí inalterable, apoyadas las palmas en la pared, bien lejos de mis hombros y por encima de la cabeza.
    
    En apenas un minuto ya estaba desnuda, y de vestimenta tan sólo lucía los tortuosos zapatos de tacón de vértigo que hacía las delicias del señor.
    
    Me ordenó seguir quieta, callada e inmóvil. Le oí abrir un cajón de su escritorio, regresar, y una venda de tela gruesa y elástica me dejó con los ojos vendados. Ya con los ojos vendados, tomó su ...
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