1. Amor familiar (capitulo 2)


    Fecha: 06/07/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Incesto Autor: cleversex, Fuente: SexoSinTabues30

    Amor familiar (2)
    
    Mi hermana duerme mucho, y cuándo lo hace se queda cómo muerta. Me desperté a eso de las nueve y durante un rato estuve viéndola dormir. La destapé para poder verla desnuda y lo que ví me gustó tanto que la saqué mas fotos. Y no es que estuviera de una manera especial, no, era más cosa mía que la veía con otros ojos: seguramente tenía que ver que la noche anterior me la había chupado un par de veces. La separé las piernas para observar su fantástica línea vaginal por dónde sin lugar a dudas la iba a meter la polla y su diminuto orificio anal por dónde también iba a entrar pero no este finde. Había pensado en dilatarla para no correr riesgos de provocarla un desgarro por el grosor de mi polla. También era consciente de que ponerla un tapón anal estaba descartado por si nuestra entrometida madre la descubría. Estuve un rato besándola los pies y finalmente me vestí con la ropa de correr y salí a trotar por el campo. Por fortuna, cuándo salí de casa llevaba un cortaviento que me estaba un poco grande y ocultaba mi erección.
    
    Cuándo regresé seguía dormida y me puse a preparar la comida: cómo mi hermana no iba a desayunar, comería directamente en horario europeo. Cuándo lo tuve todo preparado y solo para calentar, miré el reloj y eran las doce y media: buena hora para despertarla.
    
    Subí a la habitación y la encontré destapada y bocarriba, cómo la había dejado. Cuándo la noche anterior conecté la calefacción la puse a tope porque sabía que Marina iba a ...
    ... estar todo el tiempo desnuda, y yo también claro.
    
    Estuve pensando cómo hacerlo y finalmente decidí hacerlo a lo bestia: quería que la pegara, pues era un buen momento. La até otra vez los tobillos con la cuerda y las muñecas también, pero esta vez por delante y luego pasé el extremo de la cuerda por el cuello para que se quedaran sujetas debajo de la barbilla. La cogí en brazos y a pesar del movimiento brusco siguió durmiendo y sentándome en el sillón la dí la vuelta y la puse bocabajo. Su precioso trasero quedó en alto y entre sus nalgas se veía con nitidez su maravillosa vagina y el ano. La cogí del pelo para sujetarla y levantando la mano la deje caer con fuerza. Los cinco dedos quedaron impresos con tonos rojizos en su blanca piel. Al primer azote casi no reaccionó, pero al segundo sí y al tercero mucho más. Seguí hasta que fueron diez e inmediatamente metí la mano y la empecé a estimular el clítoris. Automáticamente empezó a gemir y cuándo lo considere necesario empecé otra vez a darla azotes hasta los diez y luego dedo sin dejarla correrse. Así estuvimos casi un cuarto de hora hasta que, finalmente, la deje hacerlo y chilló de placer cómo una demente. Sin dejarla recuperarse, la coloqué de rodillas entre mis piernas y la metí la polla en la boca. Tardé en correrme porque cuándo salgo a correr luego me cuesta. Pero pude cerciorarme del inmenso placer que un hombre siente cuándo le están chupando la polla durante mucho tiempo. Todo confluye en ese momento: la propia mujer ...
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