Amor familiar (capitulo 2)
Fecha: 06/07/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Incesto
Autor: cleversex, Fuente: SexoSinTabues30
... en este caso, la sumisión, la humillación, la entrega total, y que cojones, que es mi puta hermana.
Cuándo me corrí, Marina seguía muy excitada. La dejé de rodillas y la obligué a separar las piernas, y así, en esa posición, la agarré con fuerza el chocho y empecé a estimularlo. Reaccionó al instante he intentó inclinarse hacia delante, pero se lo impedí agarrándola por la coleta. Acerqué la cara a la suya para observarla, ver con claridad la expresión de mi hermana cuándo se corre. Tardó poco en hacerlo. Ví con claridad cómo con la boca entreabierta mostrando sus blancas paletitas, los ojos casi se la ponían en blanco y el cuerpo se la crispaba insinuando unos abdominales que desconocía que tuviera. La dí tres o cuatro fuertes azotes en el trasero y la dejé tumbarse en el suelo. La desaté y la dejé ahí tirada recuperándose.
—Dúchate mientras termino de calentar la comida, —la ordené levantándome del sillón y saliendo de la habitación.
Unos minutos después, llegó a la cocina y se sentó en la mesa. Se comió lo que la puse en el plato porque cómo sé que no come mucho no se lo había llenado.
—¿Quieres vino? —la ofrecí. Afirmó con la cabeza pero cogió mi vaso y bebió un trago.
—¿Y ahora que va a pasar? —me preguntó.
—A ti te lo voy a decir, —bromeé riendo.
—¡Jo Jaimete!
—Tiene que ser una sorpresa y si te lo digo dejara de serlo.
—¿Me vas a follar?
—Eso es cosa mía, —la dije fingiendo que me ponía serio—. Tú no decides: haré contigo lo que yo ...
... quiera. Que no se te olvide.
—Sí Jaimete.
—Ahora sube al dormitorio y espérame, —sin decir nada más, se levantó y salió de la cocina.
Unos minutos después entré en el dormitorio portando una especie de mesa camilla redonda que teníamos en un cuarto de estar que mi abuela utilizaba cómo cuarto de costura. Me costó trabajo meterla por la puerta y mi hermana, sentada sobre la cama con las piernas cruzadas se partía de la risa. Dí no pocos golpes al marco de la puerta pero al final lo conseguí. Del armario saqué una manta grande que puse doblada sobre la mesa para que hiciera las veces de colchón. De la mochila saqué más cuerdas y un vibrador que inmediatamente despertó el interés de mi hermana.
—¡Hala! —dijo levantándose y cogiéndolo. Sin decirla nada la levanté en brazos y la deposité con suavidad sobre las mantas con el trasero justo en el borde de la mesa. La quité el vibrador justo en el momento que había empezado a chuparlo y la até las manos por delante y luego las lleve hacia atrás para atarlas a la pata de la mesa. Marina se dejaba hacer sin ninguna resistencia con los ojos cerrados. La até una pierna por la rodilla y flexionándola la sujete al lateral de la mesa, y con la otra pierna hice lo mismo. Se quedó con los pies hacia arriba y la vagina y el ano totalmente expuestos. La hice cosquillas para ver si mis ataduras la inmovilizaban y comprobé que si.
—Ya casi estás lista, —la dije mientras sacaba de la mochila una mordaza de bola. Se la enseñé y sin más la ...