GINA: LA HISTORIA Cuarta parte - Relatos Eróticos

GINA: LA HISTORIA Cuarta parte

... que nada para esperarlo y poder charlar con él y tratar de dilucidar sus palabras.

Salió y lo invité a sentarse para platicar apagando la televisión. Él, un poco receloso se sentó en un sillón y se quedó cabizbajo. ¿Me vas a correr verdad?, me dijo: No, para nada, pero quiero que me expliques algo: ¿por qué dices que te sientes atraído hacia mí y no solo físicamente?, le pregunté. Él se quedó un rato callado y en la misma postura y me dijo: No lo sé, pero siento que tú tienes algo que me hace falta, algo que llenaría mi necesidad de amor. No puedo explicar la razón de que seas tú: un hombre, la persona que me haría feliz en ese aspecto. Si te ofendí y sientes que no es grata ya mi presencia, me voy y trataré de olvidarte. Pero quiero decirte que el poco tiempo que hemos pasado juntos ha sido el más feliz de mi vida. Yo solo quería que fuéramos los dos una pareja completa, ¿me entiendes?; que viviéramos un amor pleno, lleno de dicha.

Calló y yo quedé pensativa, no sabía que decir, como actuar. Mi vida había quedado deshecha cuando se fue Ricardo y aún no sentía ánimos de restablecerla. Sin embargo, ahí estaba Manuel, pidéndome, rogándome que fuera su pareja.

Manuel, le dije; en verdad no entiendo, no te entiendo porque me estas diciendo estas cosas, ¿algo en mi te hace pensar que pueda aceptar ser tu pareja?, y además, ¿en qué papel me pondrías?, ¿en el de tu "esposa" o en el de tu "esposo"?. No Manuel, estas confundido. Trata de ubicarte y sobre todo, de ubicarme. ...

... No sé de qué parte de tu retorcida mente sacaste esta idea, pero olvídala; te lo pido.

Manuel estaba llorando y eso me acabó de confundir, pues creí que había sido objetiva en mi negativa a su propuesta. Reponiéndose un poco, se me quedó viendo fijamente y me dijo: Es que no puedo sacarte de mi cabeza, sueño todos los días contigo y cuando no te veo, es como si me faltara el aire. No puedo decirte si me gustaría que fueras mi "esposa" o mi "esposo", pues eso para mí sería indiferente, pero lo que sí sé es que quiero entregarte mi amor y ser correspondido. Dijo estas palabras con tanta ternura, que en verdad me conmoví. ¿Qué le podía decir?; yo estaba necesitada de amor y ahí estaba él, ofreciéndomelo. Mira, le dije; vamos a dejar las cosas así. Necesito contarte algo de mi vida y estoy seguro que cuando lo que sepas, hará que medites bien las cosas.

A continuación le narré todas mis vivencias, mi amor desmedido por Ricardo, la forma tan obsesiva en que lo llegué a amar y que aun lo amaba.

Yo veía en su rostro las diferentes reacciones que tenía conforme le decía mi vida, siendo estas las más de las veces de comprensión y algunas de incredulidad, pero nunca me interrumpió. Cuando terminé diciéndole que aun amaba a Ricardo y que jamás lo olvidaría, él estaba llorando a lágrima viva. Me le acerqué y dándole un beso en la mejilla le dije: ¿Aun te interesa mi cariño, después de lo que te dije? Más que antes, me contestó; sé que nunca olvidaras a Ricardo, y de alguna manera ...