La agradecida
Fecha: 16/07/2025,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Escribano, Fuente: TodoRelatos
... mente.
Se dirigió a la cocina, y empezó a hacer la cena, sin ser capaz de concentrarse en su tarea. Necesitaba ver quién era la poca vergüenza que se dejaba faltar el respeto de esa manera. ¿Sería alguien del pueblo, o sería otra estudiante?
Desde la cocina oyó risas y una conversación animada, y como se abría la puerta de la habitación de Javier. Quiso salir, pero lo pensó mejor y espero ver por la ventana, quien se alejaba por la calle. La primera persona que pasó por su campo de visión fue Sandra, la nieta de su amiga de la parroquia. Una joven promesa del piano, que a menudo acudía a la parroquia para acompañar la coral o para amenizar una ceremonia de boda. María esperó a ver quién era la siguiente en pasar por la calle, estaba segura de que ya debería de verla. Tal vez se había entretenido un momento en el portal, o con el dichoso móvil. De pronto alguien apareció caminando, era Cayetano que volvía a casa de trabajar. Al cabo de un rato pasaron unos niños corriendo y su madre detrás gritando que se detuvieran.
María, estaba perpleja. Su mente no podía admitir que la joven Sandra, fuera la furcia desvergonzada con la que había estado Javier. Era la nieta de su amiga, un encanto de joven, estudiante, educada, y cariñosa. ¿Cómo podía ser que aquella joven hubiera permitido a Javier depositar su semilla en la boca? Era algo indecente, y vergonzoso.
Aquella noche, María no pudo conciliar el sueño. Su mente fabricaba imágenes de Javier, penetrando a Sandra, ...
... reproduciendo los gemidos agudos y rítmicos. De nada le sirvió rezar unas oraciones, ni distraerse con un programa de famosos intentando cocinar. Solo pensaba en Sandra, engullendo el pene erecto de Javier.
Trágatelo todo, toma, toma. La frase sonaba una y otra vez en su mente.
Una vez, su difunto marido le propuso que le diera unos besos “Allí abajo”, pero ella se negó rotundamente, sintiéndose insultada por la petición. Ahora después de tantos años, ese recuerdo volvió a su mente. ¿Debió hacerlo?
María estaba alterada, nerviosa, como si estuviera esperando un acontecimiento especial. No conseguía centrarse en nada, y su cabeza no paraba de bombardearla con preguntas y contradicciones de lo que estaba bien o mal. Sus bragas aparecían manchadas de flujo vaginal, le molestaba el roce de la ropa en sus pezones y cuando Javier aparecía en la casa, le era imposible no pensar en escenas lascivas e inmorales.
El miércoles como de costumbre, se sentaron a cenar en el comedor. Javier parecía estar de buen humor, y la conversación empezó a girar alrededor de la juventud de María. La cena se alargó mientras ella le explicaba cómo era el pueblo en aquellos tiempos. Javier se reía, añadiendo comentarios graciosos que también hacían reír a María. Con ese ambiente agradable y distendido, los vasos de vino se fueron rellenando varias veces. María describía como vestían en esa época, y Javier la miraba atento, haciéndose una imagen de ella, con 30 años menos.
- ¡Pues deberías estar ...