1. La agradecida


    Fecha: 16/07/2025, Categorías: Sexo Oral Autor: Escribano, Fuente: TodoRelatos

    - ¿Te pongo lo de siempre María? - Le decía el empleado de la pescadería cada miércoles cuando le tocaba su turno.
    
    Esa frase tan inocente, era el resumen de sus últimos 30 años. Lo de siempre.
    
    Había quedado viuda antes de que su difunto marido le hubiera dado un hijo, y María había quedado encerrada dentro del pueblo que la vio nacer.
    
    Los primeros años sin su marido, fueron tristes. Sin ninguna ilusión por nada. Sus compañeras se cansaron pronto de intentar sacarla de casa para salir a tomar algo. No entendían su devoción religiosa, ni en cómo se había conformado a vivir sola con su pena. Sin hobbies, ni nada que la abstrajera de la rutina.
    
    Era la feligresa más joven de la iglesia, siempre rodeada de mujeres mucho mayores que ella, pero igual de amargadas, con las que compartía largas charlas aburridas cada domingo al salir de misa. Año tras año.
    
    No se le conocía ningún amigo especial, y ningún hombre en su sano juicio, se le acercaba para ni tan siquiera, tener una conversación totalmente mundana, ya que María parecía no estar cómoda en compañía masculina, y ella misma sabía que tenía que apartarse de cualquier tentación o de lo que las malas lengua pudieran interpretar al verla.
    
    Con el paso de los años, se fue transformando en ejemplo de pureza, integridad y rectitud, y a sus 50 años, vestía y se comportaba como si tuviera 70.
    
    El mundo avanzaba delante de sus ojos, sin que ella le diera ninguna atención. El pequeño pueblo creció y después de inaugurar ...
    ... la nueva línea de tren, el pueblo se llenó de jóvenes universitarios que les salía mucho más rentable alquilar una vivienda allí que en la ciudad, que con la nueva infraestructura ferroviaria ahora estaba a poco más de 30 minutos.
    
    Desde la parroquia, quisieron dar ayuda a los jóvenes estudiantes con familias de un nivel de ingresos bajo, para que pudieran alquilar una habitación en el pueblo y así no tener que perder horas al día en ir y venir a la universidad.
    
    María se había acostumbrado a vivir sola, pero se imaginaba a una joven estudiante de enfermería estudiando en el salón de casa, y se le llenaba el alma con solo imaginar que ella podía ayudar a construir el futuro de esa chica.
    
    Se organizaron con las asociaciones de otros pueblos, y rápidamente tuvieron una cartera de más de 20 jóvenes a los que podían ayudar. Con los papeles en la mano, donde solo había el nombre y la edad de los candidatos, todos los que habían ofrecido una habitación, eligieron a una persona. María eligió a una tal Vanesa de 19 años, con una creciente ilusión por empezar a convivir con una estudiante.
    
    Pero quien llamo a la puerta el día previsto no fue Vanesa de 19 años, sino Javier de 18. Un chaval alto, con aspecto de cantante de reguetón, y mirada amenazante, vestido como un vagabundo, por mucha marca que resaltase en sus ropas.
    
    María no entendió qué pasaba, y le dijo al joven que se había equivocado de lugar. Javier le dio la carta donde constaba su dirección, con la firma y el ...
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