La agradecida - Relatos Eróticos

La agradecida

... volvía a él, Javier se retiró, y se sentó de nuevo en la mesa, con los pantalones en los tobillos y su polla volviéndose flácida lentamente. María sintió un fuerte azote de culpabilidad, tan solo unos segundos después de ser consciente que no había muerto. Se levantó de la mesa con rapidez y sin decir nada se encerró en el baño.

Javier también fue víctima de esa sensación de culpabilidad al ver a María huir avergonzada. Pero eso era algo que a menudo le ocurría. Después de la acción llegan las preguntas. El momento de preguntarse si debía de haber hecho eso o lo otro. Pero era algo que no le preocupaba demasiado, mientras lo hacía, se divirtió, y no había que darle más vueltas. Dejó su plato en la mesa sin recoger, y se encerró en la habitación.

A María le cayó el mundo encima, al ser consciente de lo que había permitido. Tan solo bastaron cinco minutos para que olvidara todo el placer que había sentido, aunque su recuerdo volvería más adelante para recordarle todo lo que podía llegar a sentir.

Gracias a todos y todas por su tiempo, espero que les haya gustado. Pueden escribirme y darme su opinión si lo desean, estaré encantado en responder.