Fidel y sus maduritas 6
Fecha: 18/07/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Eusebnarra, Fuente: TodoRelatos
... dije.
-Ok, ok, llévame.
Dicho esto me agarro del amigo y me arrastro sobre ella, dándome un morreo y unas caricias al susodicho.
-Mmm, a ver cuándo empieza a soltar el hilillo, me encanta verlo colgar de la punta.
-Majestad me ruborizáis.
-Déjate de majestad que aún me debes el masajito.
Asentí y tras un traguito al agua me baje hasta su pie y comencé a masajearlo. Talón, puente, la almohadilla bajo los dedos y cada uno de ellos. El empeine recibía besos y después un repaso con la lengua por todas partes, tenía los pies preciosos, sin durezas ni callos, suave, suave y con esas uñas tan bien pintadas, era una delicia dedicarle mimos a esos pies, estaba deseando que le quitaran el vendaje para poder mimar a los dos.
Tras un rato de masajeo y cuidados lo deje reposar y le dedique las caricias a su pierna deslizando mis yemas por su pantorrilla arriba y abajo, momento que aprovecho para jugar con su pie y mi polla empalmada llevando sus deditos por mi capullo y bajando hasta la base incluso apretándolo contra mi pubis.
-Oooh, mi soldadito ya está llorando por mí. No llores fiel soldado, tu reina no te olvida.
-¿Queréis que siga el masaje por más zonas majestad?
-Mmm, sí, id por aceites para hacerlo más placentero.
-Como gustéis majestad.
Me llegue al baño y busque en los muebles. Encontré un aceite de coco que olía a gloria y volví.
Cuando llegue la encontré boca abajo desnuda de nuevo. Espectacular, era un monumento ese culo esperándome. Me ...
... acerque a ella en silencio colocándome a su lado, eche abundante aceite en mis manos y lo deje caer por mis antebrazos para que se fuera calentando antes de caer sobre su espalda. Gotee desde la espalda baja hasta su nuca, ella se removía al sentir el goteo ascendente y ronroneaba como gata agradecida. Comencé aplicando círculos suavemente por la zona lumbar que fueron ascendiendo hasta llegar a sus hombros, después subidas y bajadas por sus costados y del centro a los mismos aplicando incluso los antebrazos para que el contacto fuera más intenso y prolongado, alternando caricias con el dorso de la mano y yemas por toda la espalda. De vez en cuando llevaba las caricias a la zona de los senos, que sobresalían aplastados a los lados y subía con el dorso por las axilas, para no hacerle cosquillas. Sin separar el contacto con su cuerpo, volví a echar aceite y me acerque a la zona de los muslos y del soberano culazo.
Inicié por sus muslos, los acaricie extendiendo hasta el límite de sus nalgas y bajando otra vez pero esto duro poco, mi inconsciente me apremiaba y subí con las palmas abiertas intentando abarcar el máximo posible de aquellas montañas cárnicas. Las rodeaba con movimientos simétricos en círculos para cubrir toda su magnífica extensión, de dentro afuera y viceversa. Cuando ya estaba bien aceitado pase a movimientos alternativos de caricias, masajes, rotaciones y amasamientos, todo ello con delicadeza pero intensamente.
Perfecto, pero mi calentura quería más y en ...