1. La visita inesperada de mi cuñada y su hijastro


    Fecha: 20/07/2025, Categorías: Incesto Autor: nachoARG, Fuente: CuentoRelatos

    ... la casa, incluido el patio.
    
    Saqué los dedos empapados de mi concha y agarré mi celular. Sabía que estaba a punto de cruzar un límite del que iba a ser difícil volver. Mi calentura me iba a llevar al punto de buscar ver a un miembro de la familia mostrando algo para que yo pueda aumentar mi excitación. No lo pensé dos veces y accedí a la aplicación por la cual veía todas las cámaras de la casa. Otro detalle que me dejaba tranquila es que Néstor nunca había sido amigo de la tecnología y cada vez que el intentaba ver las cámaras en su celular se terminaba frustrando y desistiendo de verlas.
    
    Puse mi usuario y contraseña y accedí al link que decía “habitación de huéspedes”. El reloj mostraba que eran las tres y diez de la mañana y para mi sorpresa, Esteban seguía despierto. La luz de la habitación estaba apagada, pero las cámaras de visión nocturna mostraban todo el cuarto con claridad; se podía ver al joven tapado hasta el pecho y con su rostro iluminado por la pantalla de su teléfono. En la cama de al lado, Karina estaba acostada de espaldas a la cama de su hijastro, probablemente borracha y en un sueño muy profundo.
    
    Podía ver a ese joven lleno de músculos y testosterona acostado en mi propia casa, a pocos metros de mí y, una vez más, una leve descarga eléctrica recorría mi cuerpo. Instintivamente, bajé una vez más mi mano a los labios empapados de mi concha, mientras con la otra mano sostenía mi teléfono. Lo único que se movía en Esteban era su dedo pulgar ...
    ... arrastrando el táctil de su celular; verlo ahí acostado era todo lo que necesitaba como estimulante para esa noche, pero el destino quiso que no me conformara con eso solo.
    
    Estaba segura de que Esteban desconocía que había cámaras instaladas en todas las habitaciones y su siguiente movimiento me lo confirmó: dejó su teléfono apoyado a un costado y se destapó lentamente hasta por debajo de la cintura. Sin correr la vista de la pantalla, bajo su ropa interior, sacó su enorme verga erecta y comenzó a subir y bajar lentamente su mano. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Al igual que yo, Esteban estaba respondiendo a sus más bajos instintos, con la enorme diferencia que yo estaba sola en la habitación y su madre dormía a dos metros de donde el amasaba ese falo de carne endurecida. La imagen de ese joven masturbándose ya no era solamente un producto de mi imaginación, sino que la estaba viendo en vivo y en directo. No podía medir con certeza el tamaño de su verga, pero la nitidez de la cámara me permitía saber que, por lo menos, eran 17 cm de pija con un grosor realmente apetecible.
    
    Hacía mucho tiempo que no me masturbaba con tantas ganas como aquella noche. La luz de su celular seguía alumbrando su rostro, probablemente reproduciendo una escena porno de su agrado, mientras el aumentaba el ritmo y la presión de su mano izquierda sobre su deseable pija. Creo que me bastó poco más de un minuto para sentir como el deseo se descargaba por mi cuerpo en una espesa catarata de ...
«12...789...»