1. Un secreto de familia


    Fecha: 23/07/2025, Categorías: Incesto Autor: FantasmaVerde2, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuadras de la suya. El lugar se había convertido en un taller mecánico y tan pronto lo reconoció su amigo, éste dejó lo que estaba haciendo para recibirlo.
    
    - ¡Pinche Diego, yo creí que ya te habías muerto! – Gritó su amigo efusivamente al abrazarlo.
    
    - No es pa’ tanto, pero por poquito si.
    
    - ¡¿Cómo no?! No había visto en las noticias lo culero que estaba ¿Te vas a regresar?
    
    - No. Pedí permiso.
    
    - Oye… ¿y no te chingaste una vietnamita? Dicen que tienen la panocha al revés -Dijo Marcelo entre risas al pasarle la botella.
    
    - No hablan inglés, menos español. Todo lo que no tenga ojos rasgados es mal visto allá.
    
    - ¿A qué parte de Vietnam te mandaron?
    
    - Camboya, pero sólo como mecánico. Yo no fui a combate.
    
    - Hasta suerte tienes. Oye ¿qué onda con tu prima? Dicen que la han visto en los puteros muy seguido. – Diego casi se atraganta y tuvo que escupir el trago. Aquello le produjo una sensación de morbo y curiosidad pues Romina, su prima, tenía muy buen cuerpo. Su madre le mandaba fotos de la familia y entre el montón siempre venía un pequeño paquete de su tía y ella. Para ese entonces debía tener la misma edad que su hermano o si acaso un poco más de 20, no lo recordaba. Jorge tenía 18 años cumplidos y él 24. La imagen de Romina como bailarina o hincada dándole una felación a un extraño lo excitaron demasiado.
    
    - Deberíamos ir a ver… Digo, solo para cerciorarnos. - Dijo Diego con tono condescendiente buscando su cartera.
    
    - Pinche enfermo, pero ...
    ... vamos, total, ya terminé aquí. -Diego buscó su cartera por todas partes hasta que recordó que la dejó en la cocina. Podía haberse quedado con su amigo, pero estaba seguro que debía regresar por ella. Se excusó y quedaron de verse en el lugar.
    
    Regresó a toda prisa y notó que el cerco estaba cerrado, por lo que tuvo que brincar la barda. Las luces de su casa estaban encendidas, pero todas las puertas estaban cerradas con llave. "Han de haber ido a la tienda", pensó, pero ¿por qué irían los dos? Se acercó a la ventana de la sala y no los vio por ningún lado, pero escuchaba sus voces en alguna parte. Algo muy dentro de él lo hizo asomarse al cuarto de su madre, pues más que curiosidad era preocupación genuina por ella. Movió con cuidado una tabla que cubría la ventana y se asomó despacio, llevándose la sorpresa de su vida: Jorge estaba hincado en la cama detrás de su madre, que la tenía en 4, penetrándola rápidamente. Se había subido la falda hasta la cintura y tenía el vestido abierto de enfrente, con los pechos fuera del sujetador; el cabello suelto bailaba en su rostro enrojecido.
    
    Los senos blanquecinos de su madre se balanceaban desnudos al compás de sus embestidas, que aumentaban conforme dejaba escapar ligeros gemidos. La expresión de placer en su cara era muy sensual, un lado que jamás imagino ver de ella. Jorge se aferraba a sus nalgas y se movía rápido, tratando de retrasar su orgasmo deteniéndose de cuando en cuando. “Despacio, cariño, para que dures más” Le decía su ...