Jamal de carne y hueso. Leonor - Relatos Eróticos

Jamal de carne y hueso. Leonor

Leonor.

Sábado, siete de la mañana de un día que se presentaba soleado y caluroso. Un buen día para hacer surf. Ya me estaba visualizando encima de la tabla, poniéndome de pie e intentando cabalgar alguna ola en esas playas donde se juntan el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, formando olas bravas e impredecibles. Hay que saber surfear a buen nivel para disfrutar. No soy especialmente bueno con la tabla, pero no se me da mal. Sin embargo, mi amigo Juan Pedro es todo un experto. Viviendo en esa zona y teniendo una escuela de surf, es lógico que tanto su técnica como su fuerza encima de una tabla, sea difícil de superar.

Desayuné fuerte ese día. Solíamos pasar toda la mañana sin parar en el agua para aprovechar las corrientes más fuertes y las olas más altas.

Tras dar buena cuenta de un desayuno casi excesivo. Cogí mis cosas, bajé al trastero, cogí mi tabla, el neopreno que guardaba en una mochila, junto con los demás enseres para practicar surf y salí a la calle. Tras meter todas las cosas en la furgoneta de mi padre, me fui para Conil. Tenía dos horas de viaje, tiempo durante el cual, me daría tiempo de hacer la digestión. Así llegaría y al agua sin problema.

Me había llevado uno de los cd’s grabados en el Odissey. Así que la música house sería mi banda sonora esa mañana.

Por el camino, iba pensando en cómo preparar el circuito. Yo conocía el lugar y aprovechando la orografía se podían preparar zonas muy exigentes y técnicas para los ...

... participantes.

Paré en una gasolinera, me compré un Monster y fui al baño a aliviar mi vejiga.

A veces me tomo un Monster a modo de pre entreno, ya que la cafeína me pone como una moto, y me da un puntillo extra a la hora de hacer algún que otro exceso en la sala de pesas.

Ese día era diferente, y la cafeína me mantenía alerta y despejado para conducir tanto rato.

El viaje se me pasó bastante rápido, y para cuando me quise dar cuenta, ya estaba entrando en Conil de la frontera, ciudad de surf y mujeres guapas.

Ya había estado muchas veces allí, por lo que no necesité Gps ni mapas para llegar a mi destino: la playa De la Fuente de gallo. Playa donde estaba situada la escuela de surf de mi amigo. Aparqué mi furgo en el paseo marítimo algo alejada de la escuela. Me apetecía estirar las piernas, dar un paseo y que esa fría brisa me despejara después de un viaje de casi dos horas. Llegué a eso de las nueve y media. Era pronto, pero en la playa ya había bastante afluencia de gente.

Sin embargo, la escuela de surf estaba cerrada, ya que empiezan a las diez. A Juan Pedro no le gustaba madrugar y eso se nota en los horarios. Me fui al chiringuito más cercano, me senté en una de las mesas y me pedí un café doble con hielo y sin azúcar. Más cafeína para el cuerpo. Después estaría como una moto, pero entonces era una manera relajada de esperar a mi amigo. Estaba sentado, mirando al mar y disfrutando de una suave brisa cuando una voz me sacó de mi estado zen.

—Jamal. Pero que se te ha ...