¿Novios formales? (I)
Fecha: 29/07/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dlacarne, Fuente: CuentoRelatos
Mi relación con Hanna empezó hace ya unos cuantos años. Nos conocimos en una fiesta y, al par de horas de presentarnos, ya estábamos follando escondidos en una habitación. Tuvimos una gran conexión desde el primer momento, tanto en el sexo como en lo personal, y empezamos a vernos con frecuencia. Nos lo pasábamos genial y nos sentíamos muy bien el uno con el otro pero, puede que por el momento vital de cada uno y por nuestra forma de ser, nos costó reconocer nuestros sentimientos.
A lo largo de estos años, nuestra relación ha sufrido cientos de transformaciones. Hemos sido solo amigos, a veces hemos reconocido tener un rollete y, en alguna ocasión, hemos llegado a desaparecer de la vida del otro, asustados al ver que empezábamos a tener algo. En este tiempo, ella se ha follado a todos a sus amigos y a alguno de los míos, yo he hecho lo correspondiente, hemos montado tríos y alguna que otra diablura más; pero, de un modo u otro, al final siempre terminábamos buscándonos. Nos costó muchas idas y venidas pero, al fin, en los últimos años, incapaces de negar la realidad, aceptamos nuestros sentimientos y forma de ser para reconocer que teníamos algo y empezar una relación abierta. Seguíamos haciendo prácticamente lo mismo, pero dejándonos de tonterías. Fuimos más felices desde entonces y, precisamente, nuestro deseo de follar con quién nos diera la gana se fue apagando, hasta tal punto que nos planteamos dejar todo eso atrás y tener una relación más convencional. Lo que ...
... nuestros padres llamarían “ser novios formales”.
Maldita nuestra suerte que, justo cuando tomamos la decisión, tuve que irme a vivir fuera unos meses por culpa del trabajo. Una prueba de fuego para dos promiscuos como nosotros y nuestra recién estrenada monogamia. Nos dio rabia y estuvimos tristes al principio. ¡Qué mierda de trabajos! Hanna insistió desde el minuto uno en venir a verme y, cuando estuve asentado en mi nueva casa y ella pudo coger vacaciones, buscamos un vuelo para que pasara aquí unos días.
Esperaba en el aeropuerto nervioso como si fuera la primera vez que iba a verla. Solo había pasado un mes desde que me vine a vivir aquí, quizás unos días más, pero parecía que no la veía desde hacía años. Echaba de menos su risa, escuchar su voz llamándome “mi negro”, bailar con ella, que me reventara en la cama... Cuando su vuelo llegó me temblaban las piernas y, al verla aparecer, corrí hacía a ella y la levanté en un abrazo con el que casi le rompo la columna. Nos besamos como dos adolescentes, ¡qué subidón me dio sentir su boca fresquita y su lengua juguetona junto a la mía! Teníamos ganas de hacernos de todo, pero en la carita de cansancio que traía se le notaba que estaba agotada por el vuelo. ¡Estaba tan guapa! Le ayudé con las maletas y fuimos a buscar un taxi. La pobre se caía de sueño y se apoyó en mí para esperar. La acaricié, posé la mano en su cadera y, ya que estaba, bajé hasta el culo. Ese culo grande y prieto, embutido en leggins, por el que contaba las ...