¿Novios formales? (I)
Fecha: 29/07/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dlacarne, Fuente: CuentoRelatos
... bastante razonable. A mí me encantan también. ¡Venga! Te los voy a regalar como antesala a la navidad.
-¿En serio, Lex?
-Solo si me dejas verte cómo los usas.
Salimos de la tienda con nuestra bolsa negra y nuestro juego de dildos, contentos y calientes como los depravados que éramos. Entre compra y compra se nos había hecho tarde y teníamos reserva para cenar. Corrimos a casa para pegarnos una ducha, arreglarnos y salir zumbando al restaurante. Estaba frente al espejo, terminando de arreglarme y esperando a Hanna cuando oí tras de mí su voz diciendo “¿vamos?”. Me giré para responderle y, al verla, casi se me cae la baba. Bajo un abrigo largo y atigrado, llevaba un top negro de cuello vuelto y manga larga que dejaba todo su terso abdomen al descubierto; sus vaqueros, oscuros, no bajaban mucho más de la ingle y, bajo estos, unas medias de rejilla cuya cintura sobresalía por encima del vaquero. Calzaba unas botas altas, casi hasta la rodilla, que nunca antes le había visto. Quise hacerle un cumplido, pero mi cerebro atolondrado por semejante pivón solo alcanzó a decir: ¡qué buena que estás! Se cubrió bien con el abrigo, enrollándose como una mantita los domingos, y salimos por la puerta.
No recuerdo ni que comimos. Nos pasamos toda la cena mirándonos, lanzándonos indirectas, tocándonos con los pies por debajo de la mesa... Cuando llegamos a la discoteca y tomamos la primera copa nos terminamos de desatar. Entre follar y bailar como lo estábamos haciendo había solo ...
... un paso y estábamos a punto de darlo. Nos comimos los morros, nos mordimos el cuello, nuestras manos iban y venían por todas partes y llegaban a lugares prohibidos para mucha gente cuando está en público. Da igual que Hanna mida menos de uno sesenta y yo más de uno noventa, se mueve de una forma que me domina. Sus caderas dictaban mis movimientos y, por mucho que la envolviera con mis largos brazos, era ella quién marcaba el ritmo. Alzó su pierna derecha para hacerme una pinza y atraerme hasta ella, quedando nuestras pelvis bien juntas, que es lo que queríamos. No pude resistirme a tocar ese poderoso muslo que estaba a mi al rededor, vestido con esas medias de rejilla que me ponen burrísimo. Fue entonces cuando seguí el camino natural hasta llegar a mi culo favorito. Lo disfruté, lo agarré y busqué su interior. ¿Qué era eso duro? ¡No puede ser!, me dije, la muy jodida llevaba el plug puesto.
-¿Hanna, llevas el...?
-Sí – me interrumpió con una cara que lo decía todo.
-¿El grande o el pequeño?
-Si quiero que me metas tu pedazo de polla por el culo, ¿tú qué crees?
Mientras me decía eso al oído, me abrió la bragueta y me agarró la polla. No me di cuenta cómo de rápida fue, como no me di cuenta de que estaba casi empalmado. Allí mismo, con cientos de personas bailando a nuestro al rededor, empezó a pajearme sin sacarla del pantalón.
-¿Vamos al baño? - le susurré al oído.
-Vamos a casa - contestó tajante. La respuesta de Hanna me sorprendió pues, cuando está así ...