1. El nuevo maestro del pueblo (8)


    Fecha: 31/07/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos

    ... y entramos al salón. Ese día se había puesto un vestido blanco, donde el blanco apenas se veía por estar repleto de flores rojas y hojas verdes. Parecía un florero andante.
    
    Unos finos tirantes dejaban casi al descubierto sus hombros y una gran parte de su tremendo pecho. Se ajustaba a su cintura para abrirse a la altura de sus caderas con un corto vuelo que dejaba ver sus tremendos muslos apretados, y sus piernas elevadas sobre unos altos tacones. Su cara regordeta de labios gruesos no paraba de sonreír. Se había recogido el pelo con una coleta y las mejillas regordetas se marcaban con un color sonrosado.
    
    La miré de arriba abajo y pensé en la gozada que sería darme un baño con esa carne después de haber estado con la escuálida diputada.
    
    Ya tenía preparado un platito con jamón y dos chupitos de orujo sobre la mesa, y también la botella, por si caía más de uno.
    
    - Ayer no te quisiste quedar, eh! – exclamó con su sonrisa a la vez que hacía que me sentara a su lado en el sofá.
    
    - No me pareció prudente que alguien viera que nos quedábamos solos.
    
    - Llevas razón, a veces se me va un poco la olla, jajaja.
    
    Cuando soltó la carcajada pude ver la enorme boca que tenía. Esa mujer tenía todo grandioso, a pesar de su tamaño.
    
    - Bueno, hoy no me ha visto nadie entrar, por lo que no tenemos que preocuparnos, a no ser que le dé a tu marido por venir.
    
    - Por eso no te preocupes, se pasa la mañana despachando y después se va al bar antes de comer.
    
    Mientras ...
    ... hablábamos, se cruzó de piernas un par de veces intencionadamente. Lo hizo nerviosa, pero con la suficiente lentitud para que me fijará en sus bragas, que no se cortó en mostrarme en cada cruce. El color rojo destacó entre sus muslos de piel blanca con un ligero tono moreno.
    
    - Pues que bien. – contesté intentando ir al tema – así estaremos tranquilos para hacer lo que nos apetezca.
    
    A lo que contestó con rapidez.
    
    - Y que te apetece.
    
    - Soy tu invitado, lo que te apetezca a ti seguro que me gustará.
    
    Me miró con intensidad sin perder la sonrisa y fue acercando lentamente su boca hasta la mía. Sus labios se pegaron tímidamente esperando mi reacción, y no dudé. Abrí la boca y metí la lengua en la suya degustando el sabor a orujo que tenía, ya se debía de haber trincado algún chupito mañanero.
    
    Su reacción fue inmediata, se agarró a mi cuello aplastando sus hermosas tetas contra mi pecho y sus gruesos labios devoraron los míos. Había descruzado las piernas para abrazarme, y aproveché para introducir la mano entre sus muslos. Eso sí que eran unos muslos, y no los palos de la diputada.
    
    Avancé con los dedos entre ese valle de carne ardiente hasta llegar a las bragas donde el calor ya era arrollador. Nada más tocar la tela, abultada por sus labios vaginales, su cuerpo dio un leve estertor. Bajó una mano con rapidez y comenzó a sobarme sobre el pantalón. Mi polla no tardó en reaccionar y al momento la tela del pantalón se expandía dejando hueco a la carne que creía bajo ...
«1234...7»