1. Mi lugar seguro


    Fecha: 10/08/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Altais, Fuente: TodoRelatos

    Acelero un poco más, el motor de mi moto ruge. Paso de largo unos coches, quizás no debería ser tan temeraria en dos ruedas, pero necesito la adrenalina de sentirme libre como el viento. Necesito la velocidad como un chute para canalizar los demonios que hay en mi interior. Mi mente se ha debatido a lo largo del día, tener una mochila a cuestas llena de caos no es algo con lo que cualquiera esté dispuesto a lidiar, y en parte, me incomoda terminar involucrándolo en mis problemas. Sin embargo sé que no me juzga y que, sobre todo, es mi apoyo.
    
    Ha sido uno de esos días malos, como lo son en general los finde en mi hogar que brama por ser consumido por el caos. Me detengo por un momento y cojo mi móvil, en parte sé que le preocupa que vaya de aquí para allá tentando mi suerte y buscando estrellarme. Nunca antes me había preocupado mi temeridad en dos ruedas hasta conocerlo. Es increíble cómo una persona puede convertirse en tu sitio seguro cuando más lo necesitas. Llamadle dependencia si prefieren. Releo su mensaje, está preocupado. Es la llamada entrante la que me remueve por dentro, esa necesidad de sentirlo, de estar entre sus brazos, puede más que cualquier nube de miseria que me rodee.
    
    – Hola –dice, su voz aún se siente ronca por el reciente resfriado.
    
    – ¿Cómo te encuentras?
    
    – La garganta me duele menos, aunque toso más.
    
    – Jo. Debes descansar.
    
    – ¿Cómo estás tú? –noto cierto nerviosismo en su voz.
    
    Cuando estoy mal y cojo la moto siento que trata de ...
    ... acercarse a mi lentamente, para evitar alguna trastada de mi mente rumbo al colapso. Como un rescatista acogiendo a un animalillo alterado.
    
    – Mi cerebro entró en modo tanque.
    
    – Quiero estar con mi niña ¿Dónde estás?
    
    – No muy lejos –digo tras ubicarme, sucede en estos días, voy dando tumbos por Bizkaia sin enterarme hasta llegar a un sitio y detenerme. Me ha pillado cerca de su piso.
    
    No tardo ni diez minutos en llegar y siento como la presión que lleva oprimiéndome el pecho se aligera. Dejo el casco y me quito la chupa que poco ha hecho para calentarme el cuerpo.
    
    – ¿Un abrazo? –me dice nada más deshacerme de mi utilería.
    
    – Por favor –musito casi al borde del llanto.
    
    – No hay manera de que pases un fin de semana tranquilo, mi niña. Si no es una cosa es otra –me da un beso en la frente que me sabe a gloria, y ahí está la presión sigue aligerándose, hasta casi sentirme normal.
    
    – Soy una nube negra, que todo me sale mal –me aprieto un poco más a su cuerpo, tengo la mente tan enmarañada con mis batallas que no doy más.
    
    – En cualquier caso, eres mi nubecita.
    
    – Hoy te eché de menos, pero sabía que necesitabas descansar, y yo iba a tope…
    
    – Gracias por preocuparte por tu papi.
    
    – Me sirve para centrarme, y no permitir que me aborden otros pensamientos peores. Ahora tengo alguien que se preocupa por mí. O eso quiero creer.
    
    – Oye –sujeta mi mentón obligando a que lo mire directamente a esos ojos verdes que me encantan–. Claro que me preocupo por ti. La ...
«1234...»