Mi lugar seguro
Fecha: 10/08/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Altais, Fuente: TodoRelatos
... miro con mis ojos brillantes, cargados de deseo. Siento ligeramente como su mano sobre mi cabeza me invita a seguir. Comienzo a darle una nada lenta y profunda. Mis labios succionan con calma y deseo. Y aunque sé que disfruta de la mamada, sé que persigue otro objetivo. Me agarra de la nuca y comienza a forzar mi ritmo antes pausado.
Abro más mi boca, ahogándome con su miembro caliente que entra en mi boca sin mucha clemencia. Aguanto el ritmo, me encanta cuando folla mi boca y veo el deseo en sus ojos verdes que se oscurecen por el deseo. Mi mano se cuela hasta mi sexo imberbe, el morbo de que use mi boca me hace tocarme con frenesí, acompasando la entrada de un par de dedos al ritmo de la follada. Sé que lo hago bien, modestia aparte, el oral es de lo que mejor se me da y le hago perder los papeles.
En un instante me agarra por debajo de mis brazos, por mis axilas y me levanta como a una pluma, mis cuarenta y tantos kilos no son nada para él. Me aprisiona contra la pared y su miembro queda justo en la entrada de mi vulva. De seguro la nota muy húmeda y caliente. Su intensa mirada se posa sobre la mía, mirándonos fijamente.
– ¿Estamos bien, princesa?
– Si papi, estamos bien –mi mirada se conecta con la suya, lo necesito, tanto que muevo mis caderas buscando que nuestros sexos se unan.
Me agarra con fuerza del culo para que no me caiga. Me gusta porque siempre está atento a esos detalles que nos hacen sentir cómodos a los dos. Lentamente va entrando en mi ...
... sexo. Puede notarlo más apretado que de costumbre. Y la duda en sus ojos me hace vibrar el corazón. Suelto un gemido, la acción de la última vez dejó mi sexo un tanto sensible, pero le necesito dentro.
– Por favor, papi –le pido, para que sepa que puede continuar sin miramientos.
Sé que le tranquiliza notarme tan receptiva. Su mente siempre se debate en momentos como ese pues busca olvidar que la última vez no supo contenerse y terminé un poco vulnerada. Entra en mí, muy adentro, notando como mi vagina se ensancha.
Mi rostro expresa el deseo y mis piernas se enroscan a sus caderas para sentirlo más adentro. Entiendo que ,a veces, necesita ser más agresivo y estoy bien con ello. Me encanta que me use, pero también que me haga el amor. Su miembro llenándome por completo me da paz y me excita a partes iguales.
Noto la felicidad en su rostro, esa ligera sonrisa me indica que podrá contenerse. Siente mi coño lubricando cada vez más y que entrar en mí es placentero para ambos. La diferencia de tamaños le impide besarme en los labios. Sigue aprisionándome contra la pared con más fuerza. Mis manos se aferran a su espalda, me gusta rasguñarlo un poco, marcarlo como mi papi. Su cuerpo contra el mío y su miembro invadiéndome me hacen soltar un nuevo gemido, más audible. Ya mi fuente ha comenzado a funcionar y sé que no parará hasta que esté del todo satisfecha.
– ¡Ufff... joder! –el dolor lo pone todavía más cachondo. Su pene entra en mi coño con una facilidad pasmosa. Siente ...