-
Mi lugar seguro
Fecha: 10/08/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Altais, Fuente: TodoRelatos
... objetivo. – Yo tampoco puedo pasar más tiempo sin entrar en ti, mi pequeña –sus manos se cuelan bajo mi pantalón, sus dedos aprietan la carne de mis nalgas. ¡Cómo me encanta ese contacto! – Papi –suelto un gemidito–. Te necesito, mucho. Tu niña necesita que entres en su coñito –me pego más a él, mi pecho contra el suyo para que note la dureza de mis pezones que se elevan como puntas de diamantes. – Si… lo suponía –suelta, atrapa mi labio inferior entre sus dientes, tirando un poquito de él. Correspondo a su ataque imitándolo–. Ufff –me da un pequeño azotito como señal para que eleve mis caderas, con la maestría que lo caracteriza se deshace de mis pantalones. Su mirada se enciende y me quema. – Veo que volviste a olvidar las braguitas –de un pequeño jaloncito me atrae nuevamente a su regazo. – Papi –susurro, sentir mi sexo cada vez más cerca del suyo hace que un cosquilleo recorra mi interior–. No las olvidé –me sonrojo, desviando un poco la mirada–. Sé que a papi le gusta así. – Y supongo que debajo de la sudadera tampoco llevarás nada –acaricia con vehemencia mi culito, casi con devoción, conozco de su fijación por esa parte de mi cuerpo- . Es normal que estés helada. – Ya sabes que ahí me gusta ir libre papito –suelto otro gemidito ante el inclemente ataque, tan provocador y sensual. – ¿Quieres enseñarle a papi cómo te quitas la ropita para él? Sabes lo mucho que me gusta ver cómo lo haces –noto la dureza de su miembro, cada vez más evidente, más ...
... provocadora e incitadora. – Si papi –me levanto de su regazo, siempre me sonrojo cuando me ve y sé que le encanta, me muevo de forma provocativa mientras dejo de lado mi sudadera. La lanzo sin mucha ceremonia. Esa inquietud y necesidad de que me vea puede por sobre todo lo demás. – Eres preciosa, princesa –no puede resistirse más a mi carita de niña buena, y saca su miembro de sus pantalones, se erige inhiesto, llamándome como el canto de una sirena en alta mar. Sin la sudadera de por medio, mis senos se muestran orgullosos, sobre todo porque entre ellos reluce el colgante que me identifica como suya. – ¿Ese es mi biberón, papi? –muerdo mi labio ligeramente. – Sí... totalmente lleno de leche de papi… ¿te apetece tomar un poco antes de irte a la cama? – Si papi, necesito mi lechita para dormir bien –mi mano se deleita con el calor que emerge de ella, es como un fierro ardiente. – Papi lleva dos días fabricándola para ti, princesita –de su miembro se pueden notar unas gotitas de su líquido pre seminal. – Odio la abstinencia papi –susurro antes de darle una lamidita a la punta, y luego la dejo ir dentro de mi boca, se cuánto le gusta follarla. – Yo no la llevo mejor que tú... Ufff... qué bien lo haces –acaricia mi cabeza, pero me deja a mi ritmo. Mi boca engulle su miembro con lentitud, para que sienta como cada centímetro entra en mi boca. Casi me ahogo al llevarla hasta el fondo. Unos hilitos de baba unen mi boca a su miembro cuando la saco, y lo ...