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Olga, el comienzo
Fecha: 17/08/2025, Categorías: Confesiones Autor: olgatr, Fuente: CuentoRelatos
... conmigo. De regreso a casa no tardaron en volver nuestras diferencias y en apenas un año nos divorciamos amigablemente. Regresemos a agosto de 2002, últimos días de agosto concretamente, tomé un par de semanas de vacaciones y al sentirme libre y sin control de nadie no dudé en pasar una de esas dos semanas en París. Alquilé habitación en un hotel por la zona donde había encontrado a Kioto quince meses antes. Hotel du Bravant en el 18 de la Rue des Petit Hôtels justo al lado del mercado de Saint Quentin. Era un hotel más bien viejo, no acostumbraba a quedarme en ese tipo de hoteles, pero era limpio y si bien es difícil coincidir con alguien conocido en París era imposible hacerlo en un hotel así. Buscaba la libertad que te da el anonimato y pensé que era el lugar idóneo. Mi avión había llegado a primera hora de la mañana y tras instalarme salí de compras y evidentemente a tratar de reencontrar a la antigua prostituta, labor imposible (aunque pregunté por ella a algunas colegas de profesión) de realizar. Había traído conmigo un par de conjuntos de ropa interior de mi ex-mujer que la robé a última hora en el traslado pero estaba tan decidido a todo que visite algunas tiendas especializadas para comenzar a componer un look para mis fantasías. Entraba en las tiendas con toda la timidez del mundo y a los pocos minutos me movía en ellas como si fuera un cliente habitual. Lo más importante para mi era el calzado y una peluca. Deseché en principio la idea de comprar ...
... zapatos y opté por dos pares de botines con un tacón de entre 7 y 8 cs y que sujetaban firmemente mi pie al caminar evitándome dar traspiés, aunque me sorprendí a mi mismo por la facilidad con la que caminaba con esos tacones a los dos minutos de calzármelos. En cuanto a la peluca opté por una de pelo corto. En principio no estaba dispuesto a gastar excesivo dinero y la de pelo corto parecía menos sintética que una con melena o pelo más largo y realmente como pude comprobar después fue un acierto. De regreso al hotel con mis compras estaba deseando probarme todas ellas. Mi habitación era la número 102 en el primer piso, a la izquierda de la amplia cama una gran ventana que daba a un patio al que se podía acceder por la misma ventana y a cuyo patio daban unas ventanas que estaban en el pasillo del hotel y enfrente una ventana idéntica a la mía supuse que de otra habitación similar. Estaba caliente como un horno, utilicé casi media hora en maquillarme lo mejor que pude y tras colocarme unos ligueros que sujetaban unas medias de red junto con un sujetador y tanga a juego comencé a contonearme frente al espejo de la habitación subido en los tacones de siete cm de mis nuevos botines. Pasaba mis manos acariciando mi cuerpo desde casi las axilas deslizándose por mi cintura y manoseando mis nalgas evitando tocarme la polla en exceso para no correrme demasiado pronto. Había colocado mi cámara de fotos sobre el cabecero de la cama y con el disparador automático me hacía una foto cada ...