La búsqueda
Fecha: 23/03/2024,
Categorías:
Jóvenes
Tus Relatos
Autor: MN-IS, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... igual! ¿Vamos en subterráneo?
Isa asintió. Moní, por supuesto, hace mucho había tenido que vender ese auto donde sedujo a Eduardo. Ahora las amigas iban a un bar. El subterráneo efectivamente estaba llegando a la estación donde debían bajarse.
Pero quizá te preguntes, lector, qué fue de Eduardo y Danielle. Los pocos días que Moní todavía fue a la preparatoria, pudo ver que su venganza no había surtido el efecto esperado. No solamente Danielle, sino muchos otros compañeros, se habían percatado de que Eduardo se iba con Moní; consecuentemente, se había corrido el rumor de que habían cogido, y la indecencia de los hombres de su generación salpimentaba este hecho de toda clase de detalles imaginativos, algunos de ellos, como el sexo oral que él le hizo a ella, con un notable parecido con la verdad. Moní, para quien la aventura se había mezclado con la imagen de su padrastro, evitaba escuchar del tema, y nunca confirmó ni negó nada.
Los hombres dejaron de hablar con Eduardo y sobre él. Le tenían una envidia infinita, pero en el ridículo código masculino que los animaba, no estaba claro si debían expresarla como admiración o como desprecio.
Danielle tuvo sobre todo este asunto una reacción llena de pragmatismo: no podía molestarse con Eduardo en público, porque esto habría dado la razón a los rumores —rumores que, para ella, eran absolutamente ciertos. Abrazaba a su novio y mesaba su cabello como siempre, pero cuando estaban sólos lo atormentaba:
—¿Cuál puede ser un buen ...
... castigo? —le decía, fingiendo pensar en opciones. —Quizá podría decir que intentaste abusar de mí. Sí: querías hacerme lo mismo que a Moní, y te pusiste violento cuando me negué.
—Si eso es lo que quieres… —respondía él.
—Quizá debas pedirle a Moní que vaya a tu casa. Yo estaría ya allí. Así podríamos arreglar las cosas todos juntos. Allí tú mismo le dirás que vas a seguir conmigo, porque es tu compromiso. Porque, en el fondo, sólo la usaste para darme celos.
—Si eso es lo que quieres… —respondía él.
Ninguno de estos escenarios se dio, porque Moní dejó la escuela. Danielle, que era virgen, los planteaba sobre todo para excitarse. Cuando Moní se fue, los escenarios se volvieron irreales y Danielle debió buscar otra forma de castigar a Eduardo. Pero eso es una historia distinta.
Lo cierto es que el castigo funcionó. Eduardo y Danielle, pasados tres años, seguían juntos, según lo que le referían a Moní todos sus amigos.
—¡Sólo falta que se casen! —dijo, de la nada, Moní, en el subterráneo. Había odio en sus palabras.
—¿Qué? ¿Quiénes? —preguntó Isa. Moní no se había dado cuenta, pero Isa seguía contando su historia y Moní la había interrumpido.
—Eduardo y Danielle.
—Ah, eso —dijo Isa. Había escuchado ya muchas veces esas ocurrencias de Moní. —La gente ya no se casa a nuestra edad.
Y esa era la última palabra. Moní se seguía viendo por el pasamanos del subterráneo, y estaba a punto de contarle a Isa la historia de cómo había terminado todo mal, cuando se sintió ...