Noche de bodas muy deseada (segunda parte)
Fecha: 01/04/2018,
Categorías:
Hetero
Humorísticos,
Autor: Dita Delapluma, Fuente: CuentoRelatos
... llegaríamos a eso de las ocho… -Digamos que… te indispusiste al tomar el pastel, y tus propios padres me aconsejaron que te llevara. Puedes estar tranquilo, no hemos quedado mal con nadie. Oli se frotó las sienes, tratando de despejarse. -El pastel… tomé un bocado de la tarta… y a partir de ahí, no recuerdo nada… - Me miró con un toque de acusación – Irina… ¿qué hiciste? -No me mires así… - sonreí – sólo había un poquitín de suero de amapola mezclado con la leche condensada en tu pedazo de tarta, lo justo para que te durmieras y todo el mundo pensara que te habías desmayado, y pudiéramos escaparnos… -¿Me has drogado con OPIO? -No era opio, sólo era suero de amapola, es muy suave… y no podía aguantar más, Oli, ¡tenía que tenerte! – me lancé a besarle, y Oli me devolvió los besos, pero sin dejar de protestar: -Pe-pero, Irina… eso ha sido… jugar muy sucio… -No… - reí por lo bajo, eché mano a su entrepierna, y apreté – ESTO, es jugar sucio. – Oli emitió un quejido desgarrado en falsete y me miró con ojos suplicantes… pero eso, ya no iba a servirle, ya estábamos casados, ya no había motivos para aguantar… -P-por favor, Irina… no… aquí, no… - se le escapaba la sonrisita de deseo mientras nos besábamos por toda la cara y yo empezaba a frotarle el miembro, que reaccionó casi enseguida – aquí, no…. E-el chofer… -El chofer es sordo y ciego para todo lo que no sea la carretera… hay una mampara entre nosotros y él… - susurré, melosa, buscándole el cuello, mientras Oli intentaba ...
... protegérselo con las manos. –No te resistas más… -Cre-creo, Irina, que vas demasiado rápido… - protestó con voz temblorosa, intentando apartarse, pero incapaz de parar de besarme; con sus manos puestas en mis hombros, como si quisiera apartarme, pero sin decidirse a hacerlo – Ahora… cuando… cuando lleguemos, deberíamos… relajarnos… tomar una copa de champán… charlar un poco, tranquilamente… Irina, por tu madre, deja de frotar, paraaaa… no quiero manchar estos pantalones… Parecía a punto de echarse a llorar, ¡qué tierno estaba oponiendo resistencia sin poder resistir…! Tuvo suerte, el coche empezó a aminorar y aparcó en el garaje del hotel. Apenas notó que el coche se detenía, bajó precipitadamente, y yo tras él. El chofer bajaba las maletas (el lunes a las tres volaríamos hacia París) mientras intentaba ignorar que Oli corría alrededor del coche conmigo detrás y con frecuencia, se parapetaba tras él, sin dejar de suplicar… yo podía ver que estaba haciendo esfuerzos sobrehumanos para no soltar la carcajada. Finalmente, Oli debió darle pena, y emitiendo un silbido, le mostró la llave de la habitación y se la lanzó: -¡Gracias, amigo! – Dijo mi Oli, atrapándola en el aire y echando a correr hacia la escalera - ¡Se ha ganado una propina! ¡Se la daré el lunes, si todavía sigo vivoooo! Lo que no sabía es que el chófer ya se había ganado una propina mía por hacer exactamente lo que acababa de hacer: ofrecerle como única salida lo que era su perdición, esto es, la habitación del hotel. Oli ...