Noche de bodas muy deseada (segunda parte)
Fecha: 01/04/2018,
Categorías:
Hetero
Humorísticos,
Autor: Dita Delapluma, Fuente: CuentoRelatos
... empapada en sudor y sus labios húmedos, resbalaban sobre los míos cuando nos besamos. Mi lengua los acarició jugando, y apresé su labio inferior entre los míos. Oli puso los ojos en blanco, sin dejar de mover sus dedos dentro de mí, jugando con mi humedad y mi calor, y su lengua sobresalió tímidamente de su boca para jugar con la mía, acaricié traviesamente la punta y mi marido se fundió en un delicioso suspiro tan cómicamente agudo que se le escapó la risa. -Irina… - musitó, casi sin voz – por favor… ¿me dejas que…? – dejó la frase en suspenso, pero yo sabía qué quería, y asentí con la cabeza, ya era tiempo. – Pe-pero antes… ¿podrías… Sólo una vez más… una vez rapidita… podrías…? -¿Qué, cielo…? – Pero Oli sonrió con apuro. Le daba vergüenza pedirlo, así que levantó la cabeza un poco y miró hacia su espalda, señalándola con la cabeza. - ¡Vaya, vaya…! – me reí - ¿No decías que basta, no me suplicabas que parase…? Parece que al final te gustó… Oli, con sonrisa de vergüenza, no fue capaz de sostenerme la mirada. Me incorporé y él se acomodó mejor en la cama, boca abajo, elevando un poquito las caderas, deseoso de sentir una vez más aquélla tortura deliciosa. Aprovechando esa postura, metí la mano por su costado y acaricié su miembro, terriblemente erecto… y lo bajé. Oli quiso preguntar, pero para entonces, mi boca estaba ya en esa zona tan sensible y sólo un grito de pasión salió de sus labios, mientras que de nuevo un poderoso estremecimiento le hacía vibrar… No me fue fácil, ...
... pero me coloqué debajo de él, al sentido contrario. Mis piernas en dirección a su cabeza, y con mi mano guié su pene a mi interior. Aún en medio de su excitación, Oli intentó protestar. -¡Pe-pero así no podrás…que no… e-está al contrario…! – Era cierto, su pene quería ir hacia arriba y yo lo obligaba a ir hacia abajo, se resistía, y su dueño lo hacía también, pero apenas notó la calidez de mi abertura, dejó de oponer resistencia. Me tumbé por completo en la cama, y le abracé la cintura con las piernas, haciéndole bajar casi de golpe e introducirse en mí hasta el fondo. Oli exhaló todo el aire y se retorció de gusto. – Po-por fin…. ¡por fin…! – gimió maravillado… yo estaba a punto de llorar, tenía razón, por fin… después de más de tres meses sin tenerle, tres meses muriendo de deseo, y después del intenso jugueteo… por fin le tenía dentro de mí, por fin éramos uno solo… Oli empezó a moverse lentamente, tenía miedo de que en aquélla postura tan rara pudiese lastimarme, o pudiese salirse o pudiese hacerse daño él… arrastrando las rodillas sobre la cama de agua que nos balanceaba al menor movimiento, su pene pugnaba por volver a su postura correcta, pero su dueño sólo quería que siguiese ahí. Yo misma empecé a frotarme contra él, moví las caderas en círculos y a Oli se le escapó la risa entre gemidos de gusto. Hubiera querido que aquello durase horas, pero ni él ni yo podíamos esperar y empezamos a acelerar inconscientemente. Lo malo de aquélla postura es que no podía ver su cara, ...