Claudia la ninfómana - 2ª parte
Fecha: 11/04/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
... consulta no empieza hasta dentro de media hora, pero que puedo esperar en el pasillo, hay un sofá allí, es una casa elegante. A las 8 y 20 aparece el doctor, yo estoy con la cabeza agachada, rota de dolor y al principio no me reconoce. -Disculpe, señora, me dice. ¿Tenía Ud. cita? Le miro y entonces me reconoce. -¡Claudia, eres tú! ¿Qué te ha pasado? -Me han violado. -Anda pasa dentro. Abre la consulta y me acompaña adentro. Se le ve preocupado mientras me examina. Me mira la vagina para ver si hay algún desgarro, pero parece estar todo bien. Mi culo es el peor. Tiene un desgarro y el doctor me lo cura bien, aunque me recomienda denunciar e ir a un hospital. -No pienso denunciar, le digo. Ese tío está loco y podría hacerme más daño si se entera. -Como quieras, no puedo obligarte. Pero tengo que decirte una cosa. -¿El qué? -Que eres ninfómana. Y deberías saberlo. -Ya lo sé. -Necesitas tratamiento. -Tal vez. -¿Cómo que tal vez? -Que me gusta follar y no quiero ir al médico. -Pues ahora has ido al médico. -Pero eres tú, es distinto y eso. La discusión no llevaba a nada, así que me dijo que confiaba en mí para dejarme las llaves de su casa y que podía quedarme unos días, hasta que estuviera mejor. Solo me ponía una condición: Nada de sexo mientras viviera con él. Recogí lo poco que tenía en mi piso y le dije que a mi casera que me iba por un tiempo. Ella no pareció asombrarse y nos despedimos. En un par de horas ya estaba instalada en casa del doctor. Al parecer ya vivía solo. ...
... Tenía una casa bastante acogedora y no demasiado grande para dos personas, supongo que no pensaban tener hijos por el momento. Así que viviría con él por el momento y sin nada de sexo. Lo malo era que no sabía que pronto volvería a caer en la tentación. Un mes después tenía un nuevo trabajo. Ahora trabajaba con más gente en un almacén y se me había olvidado el daño que me hizo José. Una mañana al levantarme, estaba en el baño y vi en una bolsa el consolador que me había comprado y me quede parada mirándolo. Hacía tiempo que no lo usaba y pensé: ¿por qué no? Lo puse en marcha y volví a quedarme mirándolo, estaba en sujetador y bragas y tras dejarlo en el baño, me quité las bragas y apunté a mi “zona noble”. Me acariciaba los pechos y los pezones, mientras me masturbaba y estaba a cien. Casi se me había olvidado el placer que me daba el “aparatito” tan pequeño y tan bueno, dispuesto a satisfacer los deseos de una chica salida como yo. A los cinco minutos me había corrido como una loca y seguí dándole caña, mi coño chorreaba jugos y estaba a punto de irme por segunda vez. Terminé sentada en el suelo del baño, toda mojada y con dos orgasmos fabulosos. Me apresuré a guardar el aparato, limpiar el suelo, manchado de mis jugos y me di una ducha rápida. Me fui al trabajo y me olvidé un poco del sexo. Al volver al piso me encontré con que el doctor ya había vuelto. Hablamos y cenamos. Yo dormí en su habitación y él quiso dormir en el sofá, le propuse dormir juntos, sin tocarnos, pero él ...